Capítulo 34

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La ciudad de Nueva York amaneció completamente blanca la mañana del 25 de Diciembre. La nieve caía constante sin dar tregua a quienes deseaban salir a pasear por los centros comerciales o simplemente a comprar alguna que otra cosa. En las noticias anunciaban la tormenta de nieve más grande de los últimos años y recomendaban no salir por ningún motivo ya que los caminos estaban bloqueados.

Aquella mañana Olivia despertó entre las sábanas de la cama de Elliot, completamente desnuda y sintiéndose la mujer más bella del mundo. Se removió lentamente, estiró su cuerpo con delicadeza y luego se incorporó cubriéndose con la manta. Miró a su alrededor pero no vio rastros de su novio por ningún lado, primero se preocupó pero luego sintió el aroma de waffles recién hechos y supo que él estaba en la cocina preparando el desayuno.

—Buenos días —saludó apoyada en la pared de la cocina, aún envuelta en la sábana blanca.

—Hola preciosa —respondió él sin poder quitar la sonrisa de su rostro— ¿Dormiste bien?

—Perfecta —lo besó rápidamente en los labios— huele muy bien, muero de hambre.

—Está casi todo listo.

—Entonces iré a tomar una ducha rápida, no empieces sin mí —le guiñó un ojo antes de retirarse.

Él preparó todo lo necesario para el desayuno y se fue a cambiar de remera ya que se había manchado un poco cocinando. Al ingresar a la habitación vio a una Olivia Benson recién salida de la ducha, en ropa interior, muy concentrada mirándose al espejo.

—¿Está todo bien?

Ella sonrió.

—Sí… bueno no, en realidad no tengo pantalón que ponerme y el vestido no es algo cómodo para el día, sólo tengo una camiseta de tiras que quedó aquí de la última vez —respondió aún mirándose— no era mi idea quedarme, pero ya sabes… tú me ganas —rió suavemente.

—¿Yo te gano? —preguntó de manera insinuante.

—No te hagas, tampoco es gran cosa
—dijo poniendo los ojos en blanco.
Él rió.

—Te ves hermosa, Liv.

Se acercó lentamente y colocó su mano sobre el vientre de ella, había crecido mucho últimamente y esa era la razón por la cual Olivia estaba embobada mirándose. Ya no podría ocultarlo más, a la vista de cualquier persona ella era una mujer embarazada con un perfecto vientre redondeado. Y Elliot no mentía, realmente se veía hermosa.

—No niego que me encanta verte así, pero no quiero que te resfríes, está helando. Puedo prestarte ropa, supongo que estarás muy cómoda con uno de mis joggings y una sudadera.

—Eso sería perfecto, gracias.

Desayunaron muy a gusto conversando de muchas cosas pero evitando el tema trabajo. Cerca del mediodía ambos estaban muy cómodos viendo una película en la sala, a decir verdad, hacía tiempo que Olivia no tenía tanto tiempo libre para ella, para disfrutar de la compañía de Elliot sin preocupaciones, sin secretos que la abrumaran, ni flashbacks que la atormentaran. Su celular sonó interrumpiendo la película.

—No atiendas —dijo Elliot haciendo ojitos.

—Tengo que atender, es Alex.

—Bien, de acuerdo —respondió pausando la película.
Ella lo besó rápidamente en los labios y se dirigió a la cocina para tener más privacidad.

—¡Hola Alex!

Hey, Liv —respondió la rubia, se la oía bastante emocionada a pesar de su voz ronca, clara señal de que recién despertaba.

Rompecabezas de Amor [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora