16. Luchar.

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Joaquín.

Me tomó bastante tiempo reaccionar y meditar qué es lo quería hacer.

No podía quedarme en la misma casa que Emilio. No podíamos compartir el mismo espacio.

Y no porque no fuéramos lo suficientemente capaces para poder manejar la situación, sino porque sabía que no era algo sano y solo iba a terminar lastimándome más.

Me levanté del sofá cuando tomé la decisión correcta y subí las escaleras para dirigirme a la habitación que compartíamos para poder preparar mi maleta.

Me iría a casa de Gris.

[...]

Mientras preparaba mi maleta, sentía las lágrimas recorrer mis mejillas.

Me dolía recurrir a esas soluciones. Pero sabía que las cosas no estaban bien y prefería darle su espacio a Emilio.

Cuando metí las últimas camisetas a la maleta y comencé a cerrarla, escuché que la puerta principal se abrió. En cuestión de segundos llegó Emilio a la habitación y me miró sorprendido.

—¿Qu-qué estás haciendo? —preguntó.

Volteé a verlo rápidamente y me miró asustado. Cerré la maleta y la baje lentamente al suelo.

—Me voy. —dije serio.

Emilio miraba la maleta y me miraba a mí. Como si estuviera esperando el momento en el que le dijera que todo era una broma.

—Joaquín, yo...

—No puedo quedarme aquí, Emilio. —dije rápidamente— No es sano, no está bien.

Aunque al principio estaba sorprendido, poco a poco se fue acercando a mí. Reaccioné rápidamente y lo miré a los ojos.

—No voy a poder quedarme aquí y verte todos los días sin poder acercarme y no poder abrazarte o estar contigo y...

Emilio me miró con los ojos llenos de lágrimas y tomó mi mano. La entrelazó suavemente con la suya y me miró con esos ojitos que tanto me mataban.

—Por favor... —susurré sintiendo mi corazón acelerarse.

Quería que parara. No quería sentirlo cerca, pues sabía que si lo tenía tan cerca, podía afectar o cambiar mi decisión.

En cuestión de segundos sus manos se encontraban en mi cintura y nuestros rostros cada vez más cerca.

—Para. —susurré— No me hagas cambiar de decisión.

Emilio se acercaba más a mí y podía sentir su respiración chocar en mi rostro.

Cuando abrió poco a poco sus labios tan cerca de mi boca, fue el momento en el que perdí la cordura y llevé mis manos a su nuca. Lo acerqué a mí y en cuestión de segundos juntamos nuestros labios.

Muy en el fondo sabía que me iba a arrepentir de ese beso, pero solo quería disfrutarlo en ese momento.

El beso era lento y suave. Sentía su cálido aliento en mi boca y me dejaba llevar por todo lo que mi corazón estaba sintiendo.

Había ansiado tanto besarlo de esa manera y tenerlo tan cerca como lo tenía en ese momento. Pero la felicidad duró poco cuando sentí mis mejillas empapadas de lágrimas y supe que eso estaba mal. De esa manera iba a tardar más en salir adelante.

Cambios. | EmiliacoWhere stories live. Discover now