15. Soltar.

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Narrador.

13 de diciembre.

Los días habían pasado.

Tal como lo había prometido Alan, se había alejado de Joaquín.

A pesar de que le había dolido perder a un amigo tan sincero como lo era el castaño, se sentía en la necesidad de hacerlo después de todo lo que había pasado. Se sentía culpable.

Se había cambiado de salón y por consiguiente, de profesor.

Joaquín se encontraba totalmente enfocado en su trabajo, en sus planeaciones y en futuros proyectos.

Emilio se encontraba enfocado en sus últimos conciertos. Dando todo su amor a sus fans y dando su máximo en cada presentación. Dando su 100% en cada una de las presentaciones. Pues sentía que esa era la única manera en la que podía devolver todo el apoyo y vibra positiva que recibía de sus seguidores.

Después de aquella llamada con su padre, Emilio había decidido olvidarlo un poco. Lo dicho y hecho ya estaba y solo quedaba esperar a que pasaran los días para ver frente a frente a Juan y hablar de todo lo que había quedado pendiente.

[...]

Emilio.

—Y llegamos. —dijo Iker— Ciudad de México. —dijo mientras miraba la ventanilla del avión.

Mi piel se erizó en ese momento, pues sabía que al primer lugar que llegaría iba a ser a casa y no sabía si estaba listo para hablar con Joaquín después de la decisión que había tomado.

—Hey. —le dije a Iker.

El rubio volteó a verme rápidamente y enarcó una ceja.

—¿Vamos a comer después de llegar al aeropuerto? —pregunté.

Iker asintió y sonrió.

Sabía que estaba siendo un cobarde al evadir a Joaquín y que no estaba bien lo que estaba haciendo. Pero el pensar en su rostro, en el momento en que le dijera lo que pensaba y lo que había decidido, me aterraba.

Después de bajar del avión y tomar nuestras maletas, nos subimos a la camioneta que nos esperaba a todos para poder dejarnos en nuestras respectivas casas. Incluyendo a mamá.

Después de dejar a mamá en su casa y despedirme de ella, nos dirigimos a casa de Iker.

Minutos después, cuando llegamos a su casa, nos bajamos los dos y entramos con nuestras maletas.

—Hey. —dijo— ¿Desde cuándo tanta importancia en pasar tiempo conmigo, eh? —preguntó confundido.

Lo miré confundido.

—¿De qué hablas? —pregunté haciéndome tonto.

Iker me miró y sonrió mientras miraba a otra parte.

—Emilio. —dijo— ¿Estás aquí porque realmente quieres ir a comer conmigo o porque estás evadiendo a Joaquín? —preguntó.

Mis ojos se abrieron completamente por lo directa que había sido su pregunta y desvíe mi mirada al suelo.

—Uhm, yo... —susurré.

Caminó hasta su sofá y señaló el espacio a lado de él.

—Ven. —dijo golpeando el sofá.

Me acerqué a él y tomé asiento a su lado.

—¿Qué pasa? —pregunté.

Iker asintió y me miró.

Cambios. | EmiliacoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz