4. Alan.

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Narrador.

Una semana había pasado y el Viernes había llegado.

Las cosas entre Emilio y Joaquín iban cada vez mejor. Sentían que había más amor y confianza en su relación.

Aunque Joaquín seguía sin enterarse que unos días atrás Emilio había tenido un ataque de pánico. Puesto que Emilio lo había tomado como algo a la ligera y había decidido seguir con su vida normal. Sin decirle nada.

Total, ¿qué podía pasar?

Joaquín.

Miré el reloj al llegar a la escuela. Había llegado veinte minutos antes para preparar la clase.

Cuando entré al salón, noté que cierto estudiante ya se encontraba ahí.

—Buenos días. —dije sin voltear a verlo.

Durante la primera semana que llevábamos de clases Alan no había perdido oportunidad para hacer sus bromas y burlas.

—Buenos días, guapo. —dijo.

Rodé los ojos y comencé a escribir algunas cosas en el pizarrón acerca de la actividad que haríamos ese día.

—¿Cómo amaneció el maestro más guapo? —preguntó mientras sonreía.

Lo miré seriamente.

—Alan. —dije— Necesito que dejes de hacer tus bromitas de pésimo gusto.

Alan soltó una risa y se levantó de su asiento para comenzar a caminar hacia mí.

—Y yo ya te había dicho que no era ninguna bromita. —dijo acercándose más a mí.

—Si sigues haciendo tus comentarios, los demás van a pensar mal y me vas a traer muchos problemas con los directivos de la escuela. —dije molesto.

Alan dibujó una sonrisa de lado en su rostro y se llevó el dedo índice al mentón.

—Mm, ¿problemas con los directivos o con tu novio? —preguntó.

Estaba colmando con mi paciencia.

—Porque yo ya te había dicho que no tenía ningún problema en compartir. —sonrió.

Y antes de que pudiera decir algo más, algunos estudiantes comenzaron a llegar al salón.

—Buenos días, profe. —dijeron algunos.

Les sonreí amablemente mientras le daba una mirada asesina a Alan.

Definitivamente ese chico me traería problemas.

[...]

Emilio.

Ya no quiere despacito
Sé que quiere apretadito por favor
Dj ponme un danzón

—No. —dijo Manuel parando la música otra vez.

Rodé los ojos y me llevé las manos a la cara.

—Aunque te molestes. —dijo Manuel— Vamos otra vez.

Lo miré molesto y comencé a cantar otra vez.

Hoy la noche va
Con música de fondo

Me perdí en los primeros segundos de la canción y Manuel cortó la música otra vez.

—A ver, Emilio. —dijo— Yo no entiendo.

Lo miré serio y fruncí el ceño.

—Vamos atrasados dos meses con el disco porque querías escribir las canciones tú. —dijo— Ya se te dio la oportunidad y duraste eternidades. Y ahora que ya tienes la canción, ¿neta vas a seguir poniéndote los moños para grabar el disco?

Cambios. | EmiliacoWhere stories live. Discover now