11. Gira.

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Maratón 2/3

Narrador.

La segunda semana de la gira comenzaba. A pesar de que ninguna de las fechas había sido sold out, a Emilio le importaba dar su todo para sus fans.

Amaba salir al escenario, cantar, bailar y convivir con todos sus seguidores.

—¿Cómo están Colombia? —gritó en el auditorio.

Los gritos no tardaron en hacerse presentes. Eso era lo que más amaba. Ver la emoción y sentir el entusiasmo de cada una de las personas que asistía a sus conciertos.

—La siguiente canción es una que me encanta. Mi favorita si les soy honesto. —dijo— La escribí cuando tenía dieciséis años para un chico que me tiene loco desde hace mucho.

Los presentes gritaban emocionados. Bastaba ver la sonrisa del rizado para saber qué canción seguía.

—Amor, si estás viendo esto. Solo recuerda lo enamorado que estoy de ti. —dijo— Esto es... Si al final tengo tu amor.

[...]

—¿Ya llegaste al hotel? —habló Joaquín.

—Sip. —dijo Emilio— Pediré algo para cenar porque muero de hambre, amor.

Joaquín sonrió aunque su chico no lo pudiera ver.
Amaba escucharlo.

—Bebé, ¿ya viste algún video del concierto? —preguntó Emilio.

—Si. —sonrió Joaquín— Ya te vi todo feliz y enamorado cantando Si al final tengo tu amor. —rio— Me encantas.

Emilio sonrió al escuchar aquello. Aunque en ocasiones decía que no era cursi o meloso, era imposible serlo con un novio tan romántico y lindo como lo era Joaquín.

—Me haces feliz, mi amor. —dijo Joaquín.

—Tu a mí. Cuéntame qué tal tu día. —dijo Emilio.

Mientras Joaquín le contaba qué había hecho, Emilio pedía algo para comer.

Le gustaba escuchar la emoción de la voz de Joaquín cuando éste le platicaba las felicitaciones que el director de la escuela le daba por el excelente desempeño que estaba teniendo.

Cuando la comida del rizado llegó, le pidió a Joaquín que activara su cámara. Quería verlo mientras comía.

Cuando el castaño activó la cámara, no pudo evitar sonreír de ternura al ver al más alto comer.

—Te acompañaré mientras como unas galletas. —dijo Joaquín.

Mientras el rizado cenaba, Joaquín le contaba el resto de su día. La tarde que había pasado con Gris y su esposo, la pequeña salida que había tenido con Niko para acompañarlo a comprar un regalo para Eduardo por su cumpleaños y Emilio solo se limitaba a sonreír por ver feliz a su novio.

No se percataron en qué momento pasó el tiempo hasta que se dieron cuenta de que llevaban tres horas y media platicando.

—Amor, creo que es hora de dormir. Debes estar cansado. —dijo Joaquín.

Emilio soltó un bostezo y asintió.

—Y si, precioso. —dijo Emilio— Gracias por platicar conmigo.

Joaquín sonrió dulcemente.

Duraron unos minutos más hablando y terminaron de despedirse.

—Te amo, bebé. —dijo Emilio.

Cambios. | EmiliacoWhere stories live. Discover now