Capítulo 20

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Maratón 3/4

El resto de la noche fue increíble, Owen encendió la radio en algún momento de la noche para escuchar un poco de música, después sacó una botella de vino que había tenido escondida todo este tiempo y nos sentamos en el capo admirando el cielo y las estrellas mientras hablábamos de cosas que para muchos tal vez no eran importante, pero para nosotros era algo especial.

A la mañana siguiente desperté con una sonrisa increíblemente grande en mi rostro, me levanté de la cama y me di una ducha con tranquilidad, después lavé mis dientes y finalmente regresé a mi habitación para alistarme e ir al trabajo, lo que no esperaba es que cuando estaba cruzando el pequeño pasillo algo rojo llamó mi atención así que sujeté la toalla con más firmeza a medida que caminaba hacia la sala.

–Buenos días.

Levanté la cabeza de golpe y vi a mi abuelo en la cocina con una taza de café en sus manos, al parecer también acababa de levantarse.

–Alguien trajo algo para ti esta mañana.

Señaló con la cabeza en dirección a la mesita que estaba en la sala y mi boca se abrió debido a la sorpresa, encima de esta había un ramo de rosas rojas, me llevé las manos a la boca.

–No puede ser.

–De verdad tienes a ese muchacho babeando.

Me acerqué al ver un sobre blanco y lo abrí con demasiada emoción.

"12 p. m."

La sonrisa con la que había despertado esta mañana se transformó en una más grande, quería llorar, pero de felicidad.

–Tengo que ir al trabajo –guardé la tarjeta y me di la vuelta para regresar a mi habitación, aun así, escuche a mi abuelo decir:

–Por supuesto que sí.

El reloj marcaba las once así que me alisté tan rápido como mis manos pudieron, usé unos shorts ajustados, una blusa con cuello V y mis muy preciadas botas, cepillé mi cabello y cuando estaba aplicándome labial rojo escuché el tono de llamada de mi teléfono así que lo tomé distraídamente cuando agarré mi bolso.

– ¿Sí?

– ¿Y bien? ¿Cómo estuvo tu cita?

La sonrisa no demoró mucho en volver aparecer, salí de casa después de despedirme de mi abuelo y emprendí mi camino hacia la parada de autobús más cercana.

–Fue horrible.

– ¿Cómo? –gritó Hannah realmente sorprendida al teléfono. – ¿Qué me estas contando? Imaginé que iba a llover bombones y chocolates.

Me reí y me senté esperando a que pasara el siguiente autobús que pudiera llevarme al pueblo.

–No soy alguien que suele demuestra mucho sus sentimientos... –aclaré. –y por si no te has dado cuenta, Owen tampoco así que definitivamente no llovieron bombones ni chocolates.

Pero debía recalcar que, aunque no hubo una escena como las de suelen haber en las películas fue algo que me agradó fue lindo a nuestra manera.

–Entonces ¿Qué diablos hicieron? ¿Follaron por lo menos?

Gracias al cielo me encontraba sola porque solté una carcajada tan repentina que si hubiera personas alrededor creerían que estoy loca.

–No puedo creer que me preguntes eso –dije partiéndome de la risa. –No follamos Hannah, solo salimos a pasear con Fortem y casi me mata, pero después logré montarme sobre él.

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