Capítulo 10

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Contemplar el techo no me ayudaba mucho con mi resaca moral, tuve que estirar mis extremidades para relajar los músculos de todo mi cuerpo, tenía mucha sed y sobre todo necesitaba una maldita aspirina, había despertado hacia menos de media hora, pero me negaba a salir de la habitación para enfrentar el error que cometí anoche.

Para ser honesta no sabía en qué diablos estaba pensando cuando decidí seducir a Owen, tal vez era el alcohol en mis venas el que me impulsó a cometer tal cosa o quizá el deseo que se había estado acumulando en mi interior explotó y no quedó otro remedio más que aliviarlo.

Sea cual sea el motivo, sucedió.

Recordaba todo, absolutamente todo, pero fingir demencia no me pareció una mala idea, podía escusarme y decir que no recordaba nada para evitar la charla con Owen. Así que me levanté de la cama y me cubrí con la suave sabana de seda para buscar mi ropa, pero no la veía por ningún lado, la única prenda que encontré era la camisa que él me dio anoche tirada en el suelo, así que eso fue lo que usé, mis bragas habían desaparecido también, pero agradecía que la camisa fuera lo suficientemente larga para cubrir mi intimidad.

–Finge demencia –murmuro para mí misma en cuanto salgo de la habitación.

Caminé hacia la sala de estar, pero lo único que encontré fueron unas mantas revueltas en el sofá junto a una almohada desacomodada.

–Buenos días.

Me di la vuelta para ver a Owen en la cocina, el usaba unos pantalones vaqueros y sus pies estaban descalzos, no usaba camisa, tal como lo recordaba la noche anterior pero también me di cuenta que su cabello castaño estaba despeinado, la barba ligera lo hacia ver mucho mas atractivo de lo que recordaba y eso era gracias a la luz del sol que entraba por las cortinas.

–Hola –saludo caminando hacia la cocina.

– ¿Quieres desayunar? Estoy preparando huevos fritos.

–Suena bien.

Cruzo los brazos y pongo atención en la manera que se concentra, sus ojos marrones no se despegan del sartén y mientras maniobra para tomar dos platos y colocarlos sobre la mesa.

– ¿Te sientes mejor? –preguntó en cuanto se dio cuenta que no dejaba de verlo.

–Me duele la cabeza –admito tocando esta misma. – ¿Tendrás una aspirina?

Asiente al mismo tiempo que apaga la estufa, sale de la cocina para regresar unos segundos después con una caja de pastillas, llena un vaso con agua y luego me lo ofrece.

–Gracias.

Tomo una pastilla y la bebo con un poco de agua, realmente esperaba que esto me quitara el dolor de cabeza o si no moriría.

–Entonces... –dice sirviendo el desayuno en los platos. – ¿Vamos a hablar de lo que sucedió?

Levanta la cabeza para que nuestros ojos se encontraran, comenzaba a sentirme nerviosa así que fruncí el ceño para fingir confusión.

– ¿Qué sucedió?

La comisura derecha de sus labios se alza en una sonrisa.

– ¿De verdad vas a fingir que no ocurrió?

– ¿Qué ocurrió?

Ladeo un poco mi cabeza para ser más convincente, aunque la verdad, mis piernas me temblaban de solo recordarlo.

–Muñeca...

–De verdad no se de que estas hablando ¿Qué hice? ¿Golpee a alguien?

Owen se pasa las manos por su cabello y me pareció el gesto mas simple y sexi del mundo.

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