Capítulo 38

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Las primeras carreras trascurrieron en dos horas, había un montón de vendedores ambulantes pasando de un lado a otro ofreciendo su mercancía aprovechando que el lugar estaba llenísimo, el estomagó me rugió cuando un hombre con un carrito de Hot Dog se detuvo a un lado de nosotros.

— ¿Tienes hambre? —Owen preguntó.

—No. —mentí, pero mi estómago rugió en ese preciso instante robándole una sonrisa.

—Tu estómago no sabe mentir muy bien. —se burló.

—Solo tengo un poco de hambre. —me levanté para ir por uno, pero él me tomó de la mano para que volviera a sentarme en cuanto notó el dolor que me provocaba estar de pie.

—Iré yo.

— ¿A dónde vas? —Hannah que se encontraba a mi lado giró la cabeza para ver a mi novio ponerse de pie. — ¿Vas a comprar un Hot Dog? Yo también quiero uno, con mucha mostaza, por favor.

Owen sonrió aún más.

— ¿Qué harían ustedes sin mí? —preguntó con diversión.

—Morirnos de hambre. —dije y Hannah rio.

—Iré por unas cervezas. —Christian se levantó y dejó las gradas para unirse al mar de gente.

El sol estaba ocultándose provocando que el cielo se tiñera de colores hermosos por el atardecer, faltaba tan solo una carrera para que fuera la ultima donde Fortem tendría participación, la verdad después de lo que sucedió entre Julia y yo me di cuenta que Owen no estaba tan concentrado como en otras ocasiones en la carreras de su yegua pero contribuí a que quería asegurarse de que yo estaba bien y aunque la cara me doliera horriblemente y las rodillas me pedían que no me pusiera de pie jamás en la vida, me encontraba bien.

—Dos Hot Dog para las damas. —me entregó uno y la boca se me hizo agua al ver el tocino envuelto en la salchicha. —Uno para ti y otro para la rubia que esta apunto de arrancarme la mano para que le dé el suyo.

Hannah lo tomó, pero le lanzó una mirada que hizo que Owen riera.

— ¿Tú no tienes hambre? —pregunté al darme cuenta que no se compró nada.

Negó con la cabeza y pasó la mano por encima de mis hombros al mismo tiempo que yo levantaba las mías y le daba una mordida al delicioso manjar, de verdad tenía mucha hambre.

Unos cinco minutos después Christian llegó con unas botellas de cerveza, nos dio una a cada uno y luego Hannah y yo chocamos discretamente las nuestras celebrando, visitar Nueva York me hizo realmente feliz, después de todo había pasado la mayor parte de mi vida en aquella ciudad, pero nada se sintió mejor que regresar aquí, a casa.

Había extrañado pasar el rato con los hermanos Morgan y con Owen, ellos se habían vuelto demasiado importantes en mi vida y quería quedarme en este momento para siempre, nosotros cuatro observando la carrera mientras reíamos y disfrutábamos de las sencillas cosas a nuestro alrededor, amaba estar aquí y amaba pasar tiempo con las personas que quería.

Cuando la carrera terminó Owen y Christian se pusieron de pie ya que en la siguiente participaría Fortem.

—Deséame suerte. —murmuró Owen al poner una mano en mi mejilla.

—Mucha suerte, aunque sé que no la necesitas. —sonreí. —Fortem es una yegua increíblemente rápida, el trofeo está más que ganado.

—Dilo más alto. —dijo Christian sonriendo. —Que dios escuche.

—Suerte a ti también.

Me guiñó uno de sus ojos verdes y siguió a Owen que bajaban de las gradas a pasos rápidos.

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