No dispares

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Llegué, por fin, lo hice.

 
Mi día fue terriblemente malo y lo peor es que aún tengo meses para acostumbrarme.

Observo la cantidad de papeles desordenados en la mesa, mapas de calles, anotaciones de lugares, libros de Universidad, revistas de recetas gastronómicas y el número celular del delivery. La vida independiente no me estaría favoreciendo pero creo que es porque aún no me adentro al ambiente.

Suspiro y me dirijo al pequeño cuarto, en donde me desvisto para usar mi pijama y ponerme las pantuflas, la lluvia veraniega comienza a hacerse presente y cada tanto el edificio vibra a causa de la fuerte tormenta en la ciudad de Oslo. Me dirijo al baño, me limpio la cara y trenzo mi pelo corto para sonreír cansada.

Prendo la luz de la cocina pero me asustó con el ruido de un rayo, esta noche es perfecta para descansar pero aún no consigo conciliar el sueño, pongo agua a calentar en una pava y agarro una taza junto a un saquito de té. Me siento en una silla centrando mi vista en el celular, tiene la pantalla rota.

No me dijo su nombre, y me salvó de ser atacada por un viejo borracho, pero hubo algo mucho más que eso, en él sentí miedo.

Caminaba fuera de la universidad y el reloj de mano marcaban las 11:30 de la noche, bajé las escaleras hacia la estación de subte llegando justo para cuando las puertas del mismo seguían abiertas.

Me subí en él para volver al departamento, como aún desconocía el pequeño barrio, bajé en la estación equivocada y descubrí que aún me quedaba por caminar unas 20 cuadras para llegar. Corrí hacia la parada del colectivo, y esperé un par de minutos hasta alzar la mano para que éste estacionara frente a mi.

Luego de un tiempo decidí bajarme del colectivo confundiendo la parada de vuelta, me sentía cansada y asustada. Observé para ambos lados y estaba todo oscuro solo se veían las luces de la avenida próxima. Comencé a caminar por la calle oscura hasta la avenida, para tomar un taxi, pero un viejo encapuchado me vió y se dirigió a mi, llevaba una caja de vino en su mano.

Suspiré asustada, apresuré el paso, pero me agarró del brazo y comencé a pedirle que me soltara y que me dejara tranquila. Intenté teclear en el celular el número de emergencias pero se me cayó de las manos, me agache y él viejo tiró de mi pelo y me tapó la boca.

Grité lo que más pude pero al ver al viejo tirado en el suelo con varios disparos en su estómago, grité asustada.

Un chico encapuchado me observó con un cigarillo en la boca y me tendió la mano, no la acepté y me paré por mi cuenta, levanté los cuadernos y mi celular. El se sacó la capucha.

—¿Estas bien?—preguntó.

Un relámpago se siente en el edificio y mi teléfono suena, me acerco y hablo a quién me llama. La voz de mi madre se escucha del otro lado de la línea, ella comenta acerca de lo que sucedió en su día mientras yo sigo shockeada con lo que veo arriba del sillón, la chaqueta del chico estaba en mi casa. Probablemente vendría a buscarla y lo que menos quiero es verlo, no me transmite buena vibra, su nombre me hace temblar de solo escucharlo, de solo pensarlo.

Entonces agarro la chaqueta y la meto adentro de una bolsa de basura, luego bajo las escaleras hasta la puerta del edificio para dejarla, que la recogiera el camión de la basura. Mi madre termina de hablar y me despido de ella.


—¿No estará mi chaqueta ahí adentro, no?—dice alguien.


Alguien que imagino quien es, y cuando me doy vuelta lo compruebo.

Jason Mccan. 


—Bueno yo pensé que... no volvería a verte.—digo.

—Y yo no pensé que las pertenencias de alguien te importarían tan poco.—dice él.


Jason se acerca hasta mi, agarra la bolsa, saca su chaqueta de la misma y se la pone, a pesar de tener el resto de su ropa empapada por la lluvia. Cuando se reincorpora, me mira, se muerde el labio, me percato de lo lindo que es.


—Muchas gracias y lindo pijama.—dice.


Se da la vuelta, camina hasta la mitad de la cuadra, mientras yo me debato internamente de si detenerlo o no. Finalmente lo hago y corro a él.


—¿Te gustaría acompañarme?—digo.

—No soy un guardaespaldas, tengo cosas que hacer.—dice.

—No, claro, ya lo sé. Quiero decir, si te gustaría acompañarme en el departamento, a tomar una taza de café o lo que quieras, hasta que la lluvia pare.—digo

—Entonces, te gusto.—dice.

—¡Qué! ¡No! Es cortesía, Jason. Para disculparme de tu chaqueta.—digo.

—Entiendo.—dice, ríe irónico y agrega: —Acepto tus disculpas y acepto un café, con tal de no seguir mojándome. 


(...)


¡Hola! ¿Como están? 

Resulta que esto iba a ser el principio de una fanfic o oneshoot, pero al final nunca lo escribí como tal, así que lo dejo como texto corto en este libro. Espero que les haya gustado.

¿Les gustaría una segunda parte?

Gracias a yasbelieber94 por leer. 

artforexver.



Imagine Book (One Shoots/Short texts)Where stories live. Discover now