Cuando la luz se corta

67 5 2
                                    

La cama está desarmada, pero el plumón de color blanco me incita a tirarme y acurrucarme entre las sábanas, entre las almohadas. Y dormir eternamente.

Eso mismo hago, dejo conmigo una remera de Justin manga larga y un par de medias largas. Me desato la colita del pelo, liberando los rulos por todas partes. Me meto en la cama. Estiró las piernas y me hago un bollito para mantener el calor. El día está oscuro y lluvioso, las ventanas vibran a causa del viento, cuando observo a Justin aparecer por la puerta y mirarme confundido.

—Se cortó la luz.—dice.
—¡Que Pena! Ahora ya no habrá excusa para levantarme de la cama.—digo.

Justin capta mi ironía y ríe por lo bajo. Me mira unos segundos en los que cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir, él ya no está en la puerta.

No le doy mucha importancia y continúo con mi plan, dormir. Respiro, siento una manos recorrer mi cintura, hasta llegar a mi estómago. Luego unos besos en la nuca, que llegan lentamente hasta mis hombros.

—Justin, quiero dormir la siesta.—digo.

Me mira con obviedad y yo vuelvo a asentir. Entonces se aleja, soltando mi agarre y queda boca arriba mirando el techo, bastante ofendido porque yo no acepté.

Pero cuando me doy vuelta, todavía siento ese cosquilleo en la nuca, y una oleada de calor me invade de repente. Y ya no puedo dormir, no puedo cerrar los ojos, no puedo pensar en otra cosa que no sea estar a horcajadas de él. Lo pienso, me doy cuenta de que lo tengo conmigo y no lo estoy aprovechando, así que desisto de la siesta.

—Bueno, nena, ¿Que no ibas a dormir la siesta?—dice.
—No puedo resistirme a vos.—digo.

Lo miro desde arriba, acaricio su pecho y me acuesto sobre él hasta llegar a sus labios, lo beso en los labios, nos miramos a los ojos y sonrío, volvemos a besarnos y esta vez dura un poco más, Justin mete sus manos por debajo de mi remera, acariciándome la espalda. Beso su cuello, mientras aprovecho a mover la cadera de adelante hacia atrás, frotándome a él. Justin gime y dice:

—Por dios, no podes hacerme esto.
—Si, si que puedo.

Y en ese instante me incorporo para sacarme la remera, dejando que el día gris iluminara mi cuerpo. Y la piel se me erizara por el frío, Justin se muerde el labio al verme, mientras acaricia mi cintura, con firmeza.

Entonces me tumba en la cama, estando ahora él encima mío, besa mi cuello con desesperación mientras presiona su pene contra mi.

—Justin.—digo.
—¿Que?—dice.
—Te amo.—digo.

Él ríe y lleva sus manos a mis tetas, pellizcando los pezones, haciéndome sentir cada vez más deseante. Lleva uno de mis pezones a su boca y gimo, mi espalda se arquea como consecuencia y el ríe victorioso y seductor.

—Tranquila, nena, que la tarde será larga.—dice.

Continúa bajando por mi abdomen, y pienso que siempre me da impresión que bese dicha parte de mi cuerpo, porque no es para nada achatada, y mucho menos si estamos en cuarentena. Sin embargo a él, no le importa y lo encuentra excitante.

Lleva sus manos a mi vagina, sabe que es lo que me gusta, pero prueba con algo diferente, rodea con su dedo índice mi clítoris.

—¡Por dios, Bieber!—digo.

Llevo mis brazos por arriba de mi cabeza, me siento totalmente entregada al placer, en confianza y tranquila. Cuando siento su lengua y bajo la mirada, me parece algo pasional, vuelvo a arquearme y a gemir más fuerte.

—Adoro tus gemidos, ¿Lo sabes?—dice.

Ahora está frente a mi, sonriente, lo agarro del cuello, y lo beso, cuando empieza a masajear la zona con sus dedos, cada vez más rápido, ambos gemimos y cuando por fin introduce un dedo en mi vagina, muevo las caderas de arriba hacia abajo.

—Si, nena, ¿Te gusta?—dice.

Básicamente no puedo responderle, porque introduce otro de sus dedos, deja chupones en mi cuello y mueve los dedos dentro de mi, estimulando la zona. Gimo sin control alguno, acaricio su pelo, mi espalda se arquea y llego al orgasmo.

Justin se quita de encima mío, respira agitado, al igual que yo. Apenas tengo fuerza para moverme a él, entonces se acerca a mi.

—Creo que encontré una razón más para adorar las siestas.—susurro.

Justin ríe y me besa una vez más.



♕♕♕


Gracias por leer, Belle.

Espero que te haya gustado, este imagine.

Voy a intentar dedicarle un imagine a cada uno de mis lectores, en forma de agradecimiento. 

Les mando abrazos ❤

Imagine Book (One Shoots/Short texts)Where stories live. Discover now