Capítulo 20

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Garel Milomushi

Si mal no recuerdo, Atlas es mi mejor amigo desde hace 20 años. Nos conocimos cuando el rey Sebastian hizo una visita a la Academia de Solistas para ver a la próxima generación. Él era uno de los escoltas del rey, un Lynos sonriente y valiente que no dudaba en darte una mano.

Tuve el honor de pelear junto a él en la guerra contra Rhea, donde murieron todos los Alfas...o eso pensábamos.

Cuando peleó con muchos Lynos por el trono y lo declararon rey, no dudó en pedirme ayuda siendo su mano derecha.

En todos estos años juntos, había escuchado escasas veces de su boca la palabra "heredero". Nunca pensamos que había un problema cuando Gaia no le daba hijos. El día que supimos sobre la infertilidad de Atlas fue un día devastador para la pareja. Atlas trataba de ocultar su dolor de mí, pero era muy evidente.

Hace tres años, cuando las desapariciones eran más frecuentes, Atlas empezó con su obsesión con tener un heredero. Desde entonces, no he visto esa sonrisa que irradiaba alegría en mi gran amigo.

—Atlas... No quiero que te ilusiones de nue-

—Esta vez va a funcionar, lo sé—me interrumpe.

—Pero Atlas-

El rey ruge y se escucha como estruendo por todo el castillo. Quedo asustado ante tal acto y retrocedo un poco. Miro a los demás que están en la sala del trono: también están asustados.

Observo que a los lados del trono empiezan a crecer pequeños picos de hielo.

—Debes calmarte—trago en seco, dejo a un lado mi miedo y me acerco—mira—apunto en dirección a los picos y el rey los observa.

Atlas suspira y baja sus alas. El rey toma su forma humana y rápidamente deja revelar la capa azul marino con blanco y puntos negros que suele usar el rey, haciendo conjunto con su melena cortada parda-negra que lleva cubriendo sus hombros.

—Confía en mí—dice melancólico mientras se coloca mal la corona—Esta es la buena.

Me acerco a él y le acomodo la corona. Le doy un abrazo y me separo de él.

—Confiaré en ti, pero prométeme que será la última vez—digo severamente.

El extiende su meñique y me da una sonrisa.

Recuerdo que hacíamos promesas de meñique antes de cometer una locura. Nos prometíamos que tendríamos que salir vivos e ilesos de cualquier situación que requiera de este tipo de promesas. Una cuestión humana que con el tiempo logré entender.

Le extiendo el mío y sellamos el pacto.

—Bien, también quiero comentarte que Gaia irá este viernes a Midnight. Uno de sus primos ha fallecido y le sepultarán en una de las montañas—dice el rey más relajado.

—¿Le dijiste que no puedes ir? —pregunto preocupado.

—Si, por eso mandé que fuera acompañada. Frank irá junto con otros soldados para escoltarla sana y salva de ida y vuelta—dice bajando su tono—Confieso que ese viaje me tendrá intranquilo. Por suerte, mantendré comunicación con ella en todo momento.

—Yo también pienso que es mala idea que vaya, por la situación que estamos enfrentando—digo.

—Tu sabes cómo es ella: algo terca. Esperemos que no le suceda nada. Nacar no tiene fronteras con Midnight, eso es bueno—dice—¿Quieres vino?

Suspiro y asiento. El rey chasquea los dedos y un sirviente nos trae dos copas de vino.

No puedo creer que realmente estoy preocupado por Gaia. Es una reina horrible (ella es hermosa físicamente, pero tiene el corazón podrido). Codiciosa y egocéntrica, esconde muy bien sus defectos ante Atlas y eso me hace enojar mucho.

Fuera De Vista (#2 libro de la saga Sight)Where stories live. Discover now