Ella no cree en un amor
a la primera vista del fervor,
pues es de las pocas que creen
que el amor debe ser el verdadero.
Una auténtica Julieta Capuleto
que tiene los dedos entre cruzados
y se pierde en el placer de imaginar;
viendo a su Romeo en la intimidad,
con una brillante luna llena,
en una noche que no se acabará.
Por el romance, ella siempre es ajena
parecía que era una extranjera
porque le gusta lo anticuado;
las charlas bajo las estrellas y
cartas románticas hecha a mano.
No le gusta expresar su querer
a donde escriben los mediocres por una vía digital de costumbre,
mejor dicho, a ella le encanta;
el viejo hábito del puño y la letra.
Párrafos que la ponen al descubierto
con un beso en la posdata al final
en lápiz labial rojo especial
y perfuma toda la carta
con un característico
olor a una rosa.
¿No hay más mujeres como ella?
Bueno, ella es tan invisible
como una estrella escondida
entre las luces de la ciudad y la luna;
tan difícil de encontrar,
tan difícil de imaginar.
Es de esas que se mete en tus venas
hablándote de sus novelas románticas
que se vuelven parte de ti,
y te da deseo de saborear
un amor así.
Pero lo que ella no sabe
lo que ella ni se imagina
mientras me cuenta
su mundo de telenovelas,
es que estoy aquí,
escuchándola en silencio,
esperando sólo por un si.
