Aldeana

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Y yo la ví de hito en hito.
Eramos dos almas a solas,
mano a mano,
una experiencia de muchas
alabanzas.

De alguna manera, ella era un ser
maravilloso y una gran dama.
Tan sencilla como una doncella aldeana.

La adversidades 
de la vida del exilio
y pobreza
la habian privado.

Yo estaba fascinado
por la belleza de ese rostro
hablando por si solo,
la primera vez que la ví
yo quedé alucinado.

Y, repentinamente,
contraje con gran
fuerza una visión:
Su rostro ha sido su destino;
una belleza que caía doble
al lado de la gracia noble
e inconsciente,
la fresca y tiesa figura
de la doncella aldeana.

NOCHES DE POESÍA Y VERONICA Where stories live. Discover now