The Witch ¦¦ Klaus Hargreeves

New revelations

 Un sonido considerablemente irritante retumbaba en sus oídos causándole una mueca de disgusto, más no lo suficiente para abrir los ojos. 

— Déesse..., vamos, Ast, arriba. —unos besos húmedos tomaron lugar en su frente, después en sus mejillas y finalmente en sus labios. 

Inmediatamente ella siguió el beso y atrajo al chico fundiéndolos en un abrazo. Él la rodeo presionándola contra su cuerpo.

— ¿Qué pasó en la noche, Fantôme?

— Fue toda una locura. —tomó asiento a lado de ella colocando su pierna flexionada sobre la cama y recargando su brazo derecho en ella— Primero te perdí de vista, después salve a Luther de que le dieran una golpiza...

— ¿Quién? 

— ¿Recuerdas la chica del peludo abrigo blanco? —la rubia asintió— Pues ella iba con un tipejo que como imaginarás se puso celoso al verla montar a nuestro hermano. —dijo gracioso haciendo sus característicos ademanes y muecas que a la chica le sacaron una sonrisa— En fin, después de eso adivina a quien logre invocar de forma involuntaria.

— ¿Dave? —sonó esperanzada a lo que Klaus negó con un puchero.

— A papá.

— No jodas.

El chico asintió con los ojos cerrados— Y hablaremos de eso todos juntos.

Ella asintió mirando sus manos. Pequeños flashbacks llegaban a su mente. Ella perdió el control...

— ¿Qué pasó conmigo, Klaus?

 — Cuando regrese de visitar a nuestro amado padre todo el antro era un caos... No se lograba divisar nada, todo estaba nublado por tus sombras, había muchísimos gritos, era como escuchar a los muertos. Aunque las sombras también hicieron daños en la construcción. —rió— Todos agonizaban creo, metiste emociones desagradables en los presentes...

— Mierda...

— En todos menos en mi. —mencionó aún algo confundido por el suceso— Cuando por fin te encontré y te saque de ahí, tus ojos estaban negros, Déesse, y no parabas de llorar. Trate de que me escucharas pero no lo logre... Al final te desmayaste.

La chica guardó silencio, no era un secreto que no supiera controlar sus poderes al 100%, pero de todas maneras le podía haber sido tan débil como para no manipularlos como siempre.

— Vamos a levantar a los demás para hablar de papá. —cambió rápidamente de tema.

— Andando. —accedió risueño, la chica le sonrió y le vio salir de la habitación resonando sin cesar esa condenada campanita.

Se levantó y fue tras él, recorrieron los pasillos pero solo lograron encontrar a Cinco, quien molesto por el sonido les tiró con una pieza de acero de su habitación, por mera su suerte ellos se agacharon a tiempo para no ser golpeados. Solo faltaba la ultima habitación, donde debería estar el número uno.

— ¡Despierten, despierten! —gritaba la chica en sincronía con su hermano.

— ¡Arriba! ¡ya es de día!

 Luther salió casi al instante con una de sus cobijas cubriéndole de la cintura para abajo, a lo que Ast soltó una carcajada.

— ¡Oh, grandullón!, ¿qué vestimentas son esas?

— Tú no puedes opinar. —siseo a su hermana, quien seguía vestida con su ropa interior y la playera de Klaus cubriéndola.

— Alguien desapareció anoche, eh. ¿Qué travesuras estuviste haciendo? —le miró su hermano con picardía.