Perfect family

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Todos estaban en silencio mientras observaban al pequeño hermano desaparecido años atrás. La chica se recargaba en Diego sin apartar su mirada de Cinco, ella inconscientemente creía que era una de sus premoniciones, habilidad que repudiaba, era algo endemoniado. 

Apenas se atrevía a pestañar, podía jurar que era una visión la presenciada.

— ¿Qué fecha es hoy? La fecha exacta.  

Ordenó mientras tomaba los ingredientes necesarios para formar sus famosos y amados sándwiches de mantequilla de maní y bombones.

— 24.

— ¿De qué? —insistió a Vanya.

— Marzo.

— ...Bien.

— ¿Vamos a hablar sobre... esto? —tomó liderazgo Luther como todo número uno.

Cinco se quedó callado, y la chica así como sus hermanos se mantenían en total silencio tan solo con su mirada fija en el.

— Han pasado 17 años. —levantó la voz el rubio.

— Pasó mucha más tiempo que eso. —respondió y salto en el espacio esquivando a Luther, a lo que él gruño.

— ¿A dónde fuiste? —siguió Diego con calma, esas calmas nada confiables en él.

— Al futuro. Y es una mierda, por cierto. —siguió recolectando lo necesario para el bocadillo.

— Se los dije. —señaló el moreno levantando su mano sentado en medio de la mesa.

— Estás muy callada. —sonrió con sorna el joven mirando a la rubia.

Ella seguía muda, algo sumamente inusual que ocurriera.

El bufó rodando los ojos ante el silencio de esta y continuó hablando— Debí hacerle caso a él viejon. —aceptó— Viajar en el espacio es una cosa, pero hacerlo en el tiempo es cuestión de azar.

Comenzó a hacer su sándwich con total naturalidad y reparo un momento mirando a su hermano arriba de la mesa.

— Linda falda.

— Oh, oh, ¡Danke! —agradeció acomodando su falda como si de una dama se tratase.

— Pero... ¿cómo volviste?

— Al final no me quedó más que proyectar mi conciencia hacia una versión suspendida y en estado cuántico de mi mismo que existe en cada posible estancia de tiempo.

¿Qué carajos?

Pensó la chica confundida.

— Eso no tiene sentido. —respondió Diego.

— Si fueras más listo lo tendría.

Luther tuvo que impedir que Diego se dejará llevar por sus impulsos y matar al pequeño, bueno, intentarlo.

— ¿En forma cuántica? ¿estuviste en los niveles cuánticos? —por fin hablo la rubia ganándose una sonrisa de parte del pequeño.

— Las explicaciones con implicación fisicoquímica y bioquímica siempre te traen de vuelta, ¿no? —sonrió.

— ¿Cuánto tiempo pasaste ahí? —se metió Luther.

— 45 años..., más o menos. —respondió con simpleza, a lo que todos quedaron nuevamente estupefactos.

— ¿Tienes... 58 años?

— No. —negó la chica con semblante anonadado— Su mente, su espíritu, su conciencia tiene esa edad. Pero su físico tiene la de un puberto otra vez.

The Witch ¦¦ Klaus HargreevesWhere stories live. Discover now