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La chica dio un largo bostezo y antes de abrir los ojos se estiró en el sofá donde se quedó dormida la noche anterior. En su mente comenzaba a recordar todo lo vivido en sus últimos días. Abrió sus ojos encontrándose aquel peculiar techo de apariencia desgastada, es cuando le cayó como balde de agua fría el donde estaba y el contexto en el que se encontraba.

— Vaya, es de madrugada, ¿eres madrugadora?

— A veces. —suspiró la rubia cansada al ver que eran las 4:07 am, Cinco había llegado hace unas horas.

Vio su vestimenta y concordó con ella misma en que esa no era muy propio para los 60's. Busco por todo el piso hasta dar con una tela negra de apariencia cómoda y aunque no muy acobijadora, la chica no la pensó dos veces para cuando la tomo y fue tras la maquina de coser que había visto ayer mientras su hermano trataba de convencer a Luther de usar su cabeza en vez de estar cual tal un simio hablador.

En un cajón encontró hilo, aguja y todo lo que ocuparía. Al ser una efímera en esos años en los que vivía huyendo tuvo que aprender a a veces hacer su propia ropa, no tenía mucha destreza en ello sin embargo se defendía. Se llegaron cerca de las 9:20 cuando Cinco despertó sobresaltado en uno de los sofás que estaban distribuidos en la sala.

— Buenos días, bello durmiente. —sonrió la chica entretenida lista para darse un baño y ponerse su nuevo atuendo.

— Buenas... —susurró el joven con  expresión confusa analizando su entorno, y relajando más sus músculos al entender como se encontraba rodeado, agradeció al menos tener a su hermana esta vez—Elliott. —llamó cuando vio a su hermana entrar al baño.

La chica se desvistió y se dio una digna ducha, el agua caliente le relajó de enorme manera, quitó la suciedad y, de cierta forma se sentía como renovada al pensar con tiempo y un poco de más detenimiento la locura que había sido para ella esos días. Salió y se coloco la falda de tubo que le llegaba dos dedos debajo de la rodilla y el saco negro con un elegante moldeo de la cintura, salió vestida acompañado de un modesto sombrero cual poseía forma extraña que, de algún modo, te hacían saber que era de su hermana de quien se tratase, por lo que su hermano le observo con la ceja alzada y sonrisa entretenida.

— ¿Qué? ¿A caso no viste en el psiquiátrico? ¡Casi me me meten por mi vestimenta! Y... no quedo tan mal... ¿no? Yo creo que no.

— No dije nada. —sonrió divertido el castaño pasándole una taza de café— ¿Entonces tú revelaste estas fotos? —preguntó interesado viendo las imágenes que el hombre tenía.

— Si, si, claro. —asintió este viendo a los jóvenes tomar tranquilamente su café, en su casa, comportándose como si les perteneciera o se conocieran de toda la vida y lo indiferentes que se veían, cosa que al hombre le despertaba curiosidad, como buen humano pensante— No puedes llevar esto a una tienda convencional, el gobierno nos vigila, tienen ojos en todas partes. —afirmó ganándose un asentimiento por parte de la rubia.

— Touche. —rió prendiendo un cigarro y disfrutándolo junto a esa bebida de cafeína pura.

— No miré un cuarto oscuro al llegar.

— Modifique el closet para eso. —admitió.

— ¿Puedes revelar esto? —cuestionó entregando una pequeña caja amarilla que la rubia observó con curiosidad. El chico al ver a su hermana con esa mueca se apresuró a aclarar— Hazel. —ella asintió entendiendo de inmediato.

— "Filmación de Frankel" —leyó Elliott— ¿amigos suyos? — miró a los hermanos.

— Primos de la familia robot de mi madre, ¿puedes o no?

The Witch ¦¦ Klaus HargreevesWhere stories live. Discover now