- ¿Señorita?- la llamó de vuelta su sirvienta, aún sosteniendo ambos accesorios.

Ella se contrajo.

- Lo siento.... - frunció su ceño. Miró los accesorios- Elijo el rojo

La muchacha sonrió con felicidad y empezó a arreglar a su bella señorita con ese adorno para el cabello.

- ¡Un hermoso rojo para un hermoso vestido rosa!

Aristia sonrió de manera forzada.

Ni siquiera quería asistir a la fiesta.

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- Lady Aristia, cómo se encuentra?

Allendis saludó a la muchacha haciendo una reverencia.

- Buenas noches, Sir Allendis- dijo la mencionada con una sonrisa incómoda.

Se había acostumbrado a los modales sencillos de Carsein.

- ¿Desea retirarse de la fiesta?- fue directamente al grano ya que podría dejar la sala.

Era bueno tener una amiga tan introvertida como él.

- Lamentablemente, acabo de llegar. Así que no puedo irme como si nada- suspiró algo triste Aristia antes de desviar su mirada hacia el resto de los presentes.

- Tranquila, no creo que nadie se atreva a acercarse a usted- soltó una pequeña risa.

A ella le gustaba estar con su círculo de amigos, no se sentía bien que otros hombres empezaran a coquetearle, o eso había entendido el genio.

- ¿Eh?

- No se preocupe, en serio- volvió a reírse.

De todas formas, nadie podría interponerse con él ahí, un noble cualquiera contra el genio del siglo y segundo hijo del Duque De Verita, quien también era el Primer Ministro.

Era mejor ahorrarse humillaciones.

- Uh.... Está bien- murmuró la muchacha.

- Usted realmente se preocupa por demasiadas cosas- comentó Allendis.

Ya tenía todo bajo control, si bien nadie sabía que Aristia iba a ser escogida como nueva candidata a emperatriz, tenía el poder de los De Verita para cubrirla.

Aprovecharía que el emperador todavía no había anunciado que ella era una candidata.

Nadie quiso hacerlo después del incidente del carruaje: el ataque hacia el Príncipe heredero que fue socorrido por Lady Monique y Sir Carsein. Una buena mentira encubierta.

Bueno, había sido más sorprendente para él que Carsein le pidiera ayuda.

Pero consiguió información a cambio, muy valiosa.

- Sir Allendis, no quiere dirigirse a la sección de platillos?

El mencionado la observó una vez más, con ese increíble conjunto rosa y le dio una pequeña sonrisa.

- Claro

Claro que cuando se trataba de la hija del Marqués Keiran, Carsein haría hasta lo más idiota por ella.

Como el trato que tenían.

En primer lugar, lo ayudaría a ir a las fronteras del Este, usando todo su poder administrativo y su reputación para enviarlo.

En segundo, cuidaría de Aristia hasta que él volviese de la guerra, sería su compañía y protegería de todo.

Y por último, no debía de coquetear con ella.

El caballero de la emperatriz abandonadaWhere stories live. Discover now