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Chloe

Mi vida había sido un constante sube y baja desde que llegué a este mundo.
Nací en una preciosa localidad mallorquina, Calvià. Mis primeros 8 años de vida estuvieron rodeados de las preciosas playas y calas de las Islas Baleares hasta que, debido al trabajo de mi madre, tuvimos que mudarnos.

La siguiente localidad de mi vida se situó en Italia, exactamente en la preciosa ciudad de Génova. Allí disfruté de la ciudad y sus alrededores hasta que a los 14 años, de nuevo otra mudanza.
Londres. La mítica ciudad británica fue mi siguiente ubicación. Lo que pensaba que sería mi última mudanza se desvaneció como la nieve bajo el sol.
Y allí me encontraba yo, bajo el cielo grisáceo y lluvioso de la capital británica, haciendo las maletas para una nueva mudanza. Esta vez nos iríamos a Tokyo, la ajetreada capital de Japón.
Lo único positivo que había sacado de las mudanzas era hablar a la perfección tres idiomas, pero había perdido más cosas de las que había ganado; mi rendimiento escolar había bajado en piquete, mis relaciones sociales eran inexistentes, y mi carácter había empeorado.
Sin duda, ya no era la dulce niña que correteaba por las playas españolas.

Tras doce horas y media de vuelo, por fin habíamos llegado a Tokyo. Mi madre y yo montamos en el coche y pusimos rumbo al Internado 'Kaika', mi próximo hogar durante el último año de bachillerato.

Veinte minutos más tarde, después de salir de la ciudad y adentrarnos en el bosque, puedo observar un enorme edificio de piedra, rodeado de una enorme valla y un patio repleto de flores y arbustos y algún que otro banco para descansar. Un pequeño camino se hace paso entre medias de las flores indicando la entrada al internado.
Mi madre aparca el coche y ambas nos bajamos para adentrarnos en el internado, donde nos espera el director para terminar de realizar la matrícula.
- Buenos días señora Díaz, un placer conocerla.
- Buenos días director Daigo, igualmente.
- Tú debes de ser Chloe, ¿verdad? -pregunta el director mirándome.
- Así es
- De acuerdo, pasad, os haré un pequeño tour por el internado antes de terminar de firmar los papeles de la matrícula.

Tras un largo recorrido por el gigantesco internado y otro largo rato terminando la matrícula mi madre y yo nos despedimos y me dirijo hacia mi habitación, la 22A.
Después de 1 hora deshaciendo la maleta y colocando mis cosas decido ir a dar una vuelta por el patio antes de la hora de comer.
Hay que decir que el internado es precioso, una alfombra rojiza decora el suelo de todos los pasillos, hay cuadros colgados por todas las paredes y el patio se caracteriza por la cantidad de plantas que se ven desde la carretera.

Luego de cerca de una hora recorriendo cada uno de los pasillos y aulas me dirijo hacia el comedor, cojo mi comida y me siento en una de las mesas del fondo del comedor.
Termino de comer y me encamino a depositar la bandeja y tirar los restos cuando choco con algo, o mejor dicho, alguien.
- Ey, ten cuidado y mira por donde vas tío -digo enfadada hacia el chico con el que he chocado.
- Perdona, iba distraído y no te he vis... ¿Chloe? Chloe, sei tu?

Reminiscencias a largo plazoWhere stories live. Discover now