Capitulo 19: Prueba y Error

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Esto se había salido de control totalmente, no intento justificarme ni mucho menos por lo que había hecho o por lo iba a decir pero, era así.

Era el momento de poner un final a esto que teníamos Hinata y yo. La mejor forma de hacerlo era cortarlo de raíz, ya que si de algo soy lúcido en medio de todo este caos es que me mataría lentamente el hacerle daño y más aún si soy yo el que se lo provoca como es el caso. Esto era retorcido, enfermizo, bizarro incluso pero el hecho relevante es que no pude contenerme no pude, no pude, no pude verla besarse con otro eso fue lo que me sacó de mis casillas.

-Que ilusa eres...Tú no has hecho más que sacarme de control, desquiciarme, convertirme en un monstruo, ¿y sabes por qué? Todo esto es porque me siento culpable. ¡Sí! La culpa es la responsable de que actúe así contigo y no porque te quiera. La culpa es lo que me hizo caer en el embrujo de cuidarte. Pero eso es todo no hay más. Me siento culpable porque estuviste apunto de perder la vida aquella vez frente a Pain...yo nunca te pedí que lo hicieras, ¡jamás! Maldigo el día en que lo hiciste y más maldigo tu amor. Nunca te pedí que me amaras y te hubiese agradecido el hecho de que nunca lo hicieras y menos que me lo dejaras saber de esa forma...No sabes cuanto te detesto por ello...Y lo peor de todo este asunto es que esta maldita culpa me llevó a ir todas las malditas noches a tu casa a cuidar de ti porque pensé que podrías estar en peligro, ¡Pero no! Ya tenías quien te cuidara, con quien follar, a fin de cuentas eres una cualquiera como todas y eso me quedó claro esa noche en la que ...- Tomé aire y entrecerré los ojos con frustración porque todo lo que acaba de decir era verdad me sentía tan malamente bien. Lo único que no era cierto en todo esto es que no la amara. Porque de hecho la amo. Pero eso no iba a salir de mi boca. No ahora por lo menos.

-Que te tome...-respiré.

La observé con sus ojos cerrados derramando lágrimas destruida. Pero no era la única que lo estaba. De pie ahí parada supe que no teníamos ya nada más que hacer, nada más que decir. Le había confesado el por qué de mi comportamiento, me sentía culpable, y la culpa se transformó en celos y los celos en un amor negro, sucio, manchado de actos erróneos e incluso bizarros. Me transformé en la bestia que nunca quise ser y no era. Aún sabiendo lo malo de mis actos seguía con este juego macabro ¿por qué? Me pregunto.

Tal vez si es cierto que el amor es ciego. Aunque eso no justifica ningún acto.

Porque hacía cualquier cosa por estar cerca de ella, actos que me llevaron a esto y sólo por tenerla para mí, tal vez por miedo a que me deje de querer...¡yo que sé!

La contemplé totalmente indefensa, tuve que morderme la lengua por no correr a abrazarla. Esa muchacha era mi debilidad y ahora la miraba con gestos agresivos pero con una mirada tachada de agonía. La observé procesando todas y cada una de las palabras que le había dicho tanto así que no podía ni siquiera hablar.

-Ahora vete...No tengo nada más que hablar contigo-Susurré casi con agonía cuando abrió sus ojos para observarme.

Como si fuese una orden ella se fue alejando de mí y empecé a experimentar aquel sentimiento que hace tiempo no sentía.

Tomó la perilla de la puerta con una mano mientras con la otra secaba sus lágrimas.

-¿A qué esperas para irte?.-Insistí.

Escuché como Hinata abría la puerta de mi casa y la cerraba llevándose consigo todo, absolutamente todo lo que tenía que decirle y algo más.

Cerré los ojos con fuerza mientras respiraba profundamente. Esa mujer que acaba de salir por la puerta se había llevado mi vida entera, se había llevado con ella a mí...¡sí! Se llevó mi yo, porque me sentía vacío, tanto que era frustrante y patético no sé si sentía rabia con ella o conmigo pero me sentía enardecido a la vez que solo y vacío.

PosesivoWhere stories live. Discover now