Capítulo 24.

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—911, ¿cuál es su emergencia?.

—H-Hay fuego, estamos atrapados, n-no podemos s-salir.– Se escuchaban los sollozos desesperados tras la linea.

—Puede decirme su dirección, estoy enviando una unidad justo ahora.–

—1225 K-Kapiolani Boulevard PH 2011.– Recitó la dirección de aquel lugar.

—Una unidad está yendo hacia allá, mantenga la calma... Ahora escuche con mucha atención; si está en una habitación donde el fuego no haya llegado aun, bloquee todo rendija por donde pueda entrar el humo y luego tumbese al piso y cubrase la nariz con un trapo, si puede humedecerlo será mucho mejor.

Noelani podía escuchar como obedecían a lo que ella había dicho, tenía que tranquilizarl a quien estuviera tras la línea.

Pasaron dos minutos cuando escuchó respuesta, pero estas no eran nada agradables.

—¡Quieren hacernos daño!, ¡ayudame por favor!.– De fondo escuchó el estridente llanto de dos pequeños niños lo cual hizo que se alarmara aun mas.

—¿Quién quiere hacerte daño? ¿Hay alguien mas contigo?.

—No lo sé.– Sollozaba.– Estaba c-cuidando de mis nietos cuando ellos...

Un fuerte estallido hizo que la línea quedara fuera de servicio del lado del emisor, Noelani hizo todo lo que estaba a su alcance para que mas ayuda llegara de inmediato, intento conectar la llamada nuevamente pero no obtuvo respuesta.

Se sentía intranquila, el llanto de esos dos pequeños quedó grabado a fuego en su memoria y se repetía una y otra vez. No quería esperar al noticiero estelar para saber que había sucedido, quizá se lo estaba tomando muy personal pero necesitaba asegurarse de que ellos estuvieran con vida.

Sin esperar un segundo mas, tomó su chamarra que la cubría del fuerte sol de Hawaii y sin aviso previo salió de su centro de trabajo, sabía que no estaría para atender las decenas de llamadas que recibía por día y se estaba ganando un posible desempleo, pero no podía quedarse sin hacer nada.



(...)

—Danno, abre los ojos por favor, no te duermas.– Pedía Steve a su omega quien yacia en su regazo mientras era trasladado al hopital mas cercando en el auto de su amigo.

El omega se mantenía ido, intentaba articular palabras pero se le era difícil, sus ojos pesaban muchísimo, aun se sentía mareado y prontamente toda aquella batalla por mantenerse despierto solo lo llevó prontamente a la inconsciencia; en sus mejillas corria el rastro de las desesperadas lágrimas que no había podido contener.

Para su suerte, la entrada a emergencias en aquel hospital se visualizó de inmediato, Harry aparcó el coche lo mas cerca que pudo y bajó a ayudar a Steve.

—Amor, despierta por favor... Danny, ya hemos llegado, vas a estar bien.– Lo acunó contra su pecho y salió junto a él del auto.

Los médicos que estaban cerca acudieron a atender a aquel omega que estaba incosiente en los brazos de su alfa.

Alguíen quería hacerles daño y al parecer lo estaba logrando; solo bastó de ver el rostro de Steve cuando en esa pantalla empotrada a la pared, la noticia del lujoso apartamento que se reducía a cenizas en la 1225 Kapiolani Boulevard aprecia de la manera mas terrorifica que sus ojos pudieron apreciar...

La foto de sus hijos... sus pequeños cachorros y la mamá de su omega eran los unicos en esa pantalla que acapararon su atención, rogó al cielo para que ellos hubieran encontrado la manera de haber salido de allí, pero los titulares de aquellas noticias eran tan desalentadoras.

—N-no...– Un pequeño susurró escapó de sus labios. Se giró hacia la puerta de salida con la intención de llegar a casa y que todo eso solo sea una simple pesadilla.

Esta vez nadie pudo detenerlo, Steve condujo como un demente sin remedio hasta el edificio, rogando al cielo que sus dos pequeños cachorros se encontraran a salvo. Pero no era así. Fuero pocos minutos los que tardó en llegar, la cinta amarilla que acordonaba el área, las decenas de personas viendo tal voraz y desbastador incendio, las unidades de policías y los bomberos hacian que aquello se viera como una catástrofe total.

Por que realmente eso parecía.

Bajó del auto y trató de llegar a la entrada del edificio, a su paso empujaba a quienes intervenían en su camino recibiendo quejas por parte de ellos, apartó de un manotón la cinta amarilla, estaba a solo un par de metros cuando bruscamente fue detenido.

—¡Alto ahí!, ¡no puede pasar!.– Regañó un oficial.

Pero no hizo caso a los reclamos, nada importaba, él solo quería ir por sus cachorros. Un fuerte golpe lo hiso caer al suelo de bruces. Se sentía perdido, angustiado, estaba aterrado...

—¡Dije que no puede pasar!.– El oficial lo había tacleado cuando estaba por entrar al edificio.

—¡Mis cachorros están allí! ¡tengo que sacarlos!.– Intentó levantarse pero se le hizo imposible.

De pronto el peso sobre él cedió y fue levantado con un poco de esfuerzo. Escuchó al oficial preguntar algo por su radio y obtener respuestas de inmediato, divisó a otro oficial acercarse y dirigirse hacia él.

—¿Es usted, Steven Jhon McGarrett Müller?.– Cuestionó con vos autoritaria.

—Lo soy.– Afirmó Steve.

—¿Es usted el propietario del apartamento 2011?.– Steve solo asintió.

—Necesito entrar, m-mis cachorros... mis cachorros y mi suegra están allí dentro.– suplicó el joven Alfa.

—Lo lamento mucho pero usted no puede pasar, ya se lo había dicho, joven, esperé aquí a que los bomberos aplaquen en su totalidad el fuego.– Habló calladamente tratando de tranquilizarlo.

—¡¿Cómo quiere que esté tranquilo si son mis hijos los que están allí dentro?!.– Dijo exaltandose.

—Hasta ahora no han encontrado a nadie, traté de llamar a su suegra, quizá no haya estado en el lugar al momento del incendio.

Pero no era así, Steve tenía su celular en la mano y el movil de Clara la ubicaba aun en ese lugar, intentó llamarla pero nadie respondía.

—Lo siento mucho pero yo no voy a esperar.– murmuró para si mismo y sin que le diera tiempo a los oficiales a reaccionar, salió corriendo hacia el interior del edificion en llamas.

Iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para salvar a sus hijos de aquel infernal incendio.





Mein mürrischer Omega >><< McDanno.Where stories live. Discover now