Capítulo veintiuno.

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El cumpleaños de YuGyeom había llegado.

JaeBum buscaba diferentes tipos de camisas, remeras o cualquier cosa para verse bien. Su autoestima bajaba cuándo se trataba de fechas o situaciones importantes porque, ahora, nada le quedaba bien.

Tenía todos sus regalos en la cama... bueno, casi todos. Estaba algo nervioso, conocería parte de su familia, y quería dar una buena impresión, por más que sólo sea su amigo. Arregló su cabello, se colocó perfume, se puso un jean negro al igual que su campera y una remera blanca, la cuál combinaba con sus zapatillas.

Por la ventana podía ver a unas cuántas personas llegando, eran más de las que imaginó. No podía imaginar el mal humor que seguramente tenía YuGyeom en ese instante, ya que era todo lo contrario a lo que quería. Pero intentaría alegrarlo.

Recibió un mensaje de él, un "ayúdame" de su parte. Sonrió levemente mientras terminaba de alistarse, y rápidamente bajó hasta la cocina.

—Mierda... —subió y bajó nuevamente, esta vez, con uno de sus regalos en mano. Unos lentes redondos con el marco fino y dorado, y el cristal tan brillante y frágil cómo una hoja de papel en agua. YuGyeom los quería usar simplemente para ver mejor pero no tenía el dinero para comprarlos.
No eran la gran cosa, no era tanto cómo lo demás pero iría del peor al mejor regalo.

Ya tenía en su cama un buzo amarillo pastel hecho de lana, exageradamente grande, tanto que podría quedarle a YuGyeom hasta las rodillas. Una caja elaborada por él, con demasiados dulces dentro y algunas frases que se le ocurrieron a último momento. La saga completa de un libro que YuGyeom había leído por internet. Una nueva guitarra ya que la otra, lamentablemente, se había roto por la culpa de JaeBum. Le debía ese regalo.
Luego, le compró un estuche con acrílicos, lápices, pinceles y bastantes cosas más para que él pudiera dibujar libremente y que las cosas le salgan cómo él quería. Solía frustrarse bastante con lo que hacía.
También había hecho un cuadro pequeño con una foto de ambos, no era tanto pero era bonito.

Y eso no era todo. Aún faltaba el regalo final.

Su madre lo había regañado bastante por haber gastado todos sus ahorros e incluso pedirle dinero a ella. Su madre no entendía por qué tantas cosas si YuGyeom había dicho que con su presencia estaría bien, pero él quería que fuera especial. Adoraba a YuGyeom, haría hasta lo imposible para sólo verlo sonreír.

Caminó hasta la casa de al lado con las manos sosteniendo la bolsa detrás de su espalda. Oía las voces que provenían de adentro, y algunas risas. YuGyeom abrió la puerta bruscamente con un rostro cansado, pero en cuánto lo vió, le sonrió levemente y lo invitó a pasar.

—¡Felíz cumpleaños! —se le tiró encima para abrazarlo, y YuGyeom casi se cae para atrás pero logró equilibrarse. Cerró la puerta mientras que JaeBum se acercaba tímidamente con los demás, los cuáles lo miraban algo confundido.

—Gyeommie, ¿es tu novio? —preguntó un chico, parecía más grande que YuGyeom.

—¿Qué? ¡no! —dijeron los dos al unísono, sonriendo nerviosamente.

—Cómo digas.

—Él es mi mejor amigo, JaeBum —JaeBum sonrió y se sentó al lado de YuGyeom.

Pasaron la tarde hablando entre todos. YuGyeom se veía más animado, más alegre y ya estaba usando los lentes que le había dado JaeBum. No sabía cuántos regalos él tenía, sería una sorpresa, no sabía si agradable o todo lo contrario, pero tenía esperanzas de que le gustaría.
Los familiares de YuGyeom habían sido bastante amables con él, y claro, no faltaba en alguna conversación la broma de que eran novios. Se le hacía difícil pensar en eso. YuGyeom, su novio. Algo imposible, pero lo hacía sentir bien.

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⏰ Last updated: Dec 08, 2020 ⏰

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El día que me enamoré • [BGyeom]Where stories live. Discover now