Capítulo cinco.

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Dibujaba garabatos en su cuaderno esperando que se formase algún dibujo increíble cómo solía ver en vídeos, pero no eran más que líneas sin sentido. O quizás sólo él los veía así, quizás su mente estaba tan apagada ese día que no podía encontrarle el sentido al dibujo.

Casi siempre, solía dibujar cosas fantásticas cuándo estaba de buen humor, pero hoy no había sido un buen día para él, y el no saber qué dibujaba realmente lo ponía peor.

Para empezar, había discutido con demasiadas personas ese día. Su profesor de biología, el cuál se negaba a dejarlo pasar a su clase por llegar cinco minutos tarde. Jackson, que cada dos por tres preguntaba sobre la conversación que tenía con "el idiota". SunHee, que actuaba cómo una celosa insoportable, es más, hasta había gritado que necesitaba atención en frente de todos, armó un escándalo y lo dejó avergonzado frente a todos. Además su madre lo había regañado por la pelea que tuvo con su profesor, situación que lo mandó a la oficina del director, aunque no hicieron nada más que hablarle.

Arrancó la hoja con impotencia y la hizo un bollo, la lanzó a alguna parte del verde pasto y se cruzó de brazos. ¿Tanto había pasado por llegar cinco minutos tarde y hablar con alguien nuevo? que ridiculez.

—Hola... —escuchó una tímida voz, y se volteó a verlo. Vió sólo sus ojos y su cabello, parecía estar de puntitas y le pareció algo gracioso.

—Hola —sonrió levemente.

—¿Qué haces?

—Planeo qué tantas personas asesinaré.

—Número uno en la lista: SunHee —dijo riéndose.

—Exacto —soltó una risa y negó con la cabeza levemente, mientras recordaba aquél suceso.

—No entendía por qué tanto alboroto, siempre me pareció demasiado dramática... sin ofender —añadió al final cómo si JaeBum fuera a tomarlo mal, cuándo en realidad estaba completam de acuerdo.

—Pienso lo mismo, no la soporto.

—¿Por qué no terminas con ella? —JaeBum lo miró, y se quedó pensando. —¡oh! lo entiendo, tu fama en la escuela va a recaer, y terminarás siendo un Don Nadie cómo yo.

—No es eso, no me preocupa ser un Don Nadie.

—¿Entonces?

—Estuve pensándolo... pero le tengo miedo a la soledad.

—¿Ella te hace sentir lo contrario? —preguntó.

—No...

—Será difícil entenderte —bromeó pero JaeBum aún seguía pensando.

No lo había visto con claridad. Tenía miedo de quedarse solo, pero así era cómo estaba en esos momentos, ¿en qué cambiaría seguir con ella a dejarla? en nada.

—Tierra llamando a JaeBum —soltó una carcajada, y JaeBum lo miró con los ojos entrecerrados. —¿que es eso? —señaló el papel que estaba en el suelo.

JaeBum se levantó a recogerlo y se acercó a él para entregárselo, aunque sabía que YuGyeom tampoco entendería el dibujo, ya que no era nada a la vista de nadie. Se paró en el cajón de madera para verlo mejor y desde esa posición, YuGyeom se veía más pequeño que él y le daba ternura.

—Es lindo —dijo, observando el dibujo.

—¿Qué es lindo? son sólo líneas...

—¿Crees eso? —le entregó el dibujo y le dió media vuelta. —así parece un árbol.

—No veo un árbol.

—Qué negativo te encuentras hoy —alzó las cejas y volvió a observar el dibujo. —supongo que lo de SunHee es la razón a tu negatividad.

El día que me enamoré • [BGyeom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora