Capítulo seis.

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Dió la quinta vuelta a la escuela. Ya habían pasado dos semanas y no sé decidía.

¿Había seguido hablando con YuGyeom? sí.

¿Había estado en la escuela con sus falsos y creídos amigos? también.

No entendía por qué debería decidirse, y tampoco creía que lo haría. Él era capaz de juntarse con quién quisiera sin tener que ser juzgado por los demás. De todas formas a Jackson no le debería importar lo que él hiciese con su vida.

Aún no era capaz de entrar, porque no sabría si ir junto a YuGyeom o ir junto a Jackson. Ah... si tan solo no existieran las divisiones hechas por ellos.

Estas tres semanas que llevaba hablando con él habían sido fantásticas. En tan poco tiempo logró conocerlo casi completamente. Compartían el gusto de música, y se la pasaban hablando por horas sobre libros clichés los cuáles solían tener casi siempre la misma historia. Se burlaban de las personas del colegio tales cómo Jackson, o hasta SunHee. Era tan divertido y dulce, aquellos días que estuvo con él no pudo parar de reírse, resultó ser una increíble persona. No se había equivocado en pensar que portaba una increíble personalidad, porque así era. Incluso era más inteligente que él.

Habían ido hacia cualquier parte. Estuvieron días yendo a la biblioteca para solamente estar en silencio leyendo un libro cada uno, pero disfrutando la presencia del otro.

Por parte de YuGyeom, jamás creyó que alguien el cuál solía actuar tan creído y estúpido, tenga esa forma de pensar, o que le gustara tener conversaciones tan profundas, o sin sentido. Podía hablar con JaeBum de absolutamente todo sin ningún problema, porque los dos amaban interactuar entre ellos.

JaeBum sentía que YuGyeom lo comprendía más que cualquier otra persona.

Este día lo había invitado a almorzar en su casa. Por días le había hablado a su madre sobre YuGyeom, y ahora sentía que realmente le gustaba. Le gustaba sus facciones tan delicadas, su forma de reír, cómo se acomodaba los mechones de pelo para poder seguir leyendo, su tono tan sarcástico al hablar, sus berrinches cuándo él lo ignoraba divertidamente, su forma de pensar, su forma de expresarse, su ortografía, su caligrafía, su forma de cantar, bailar, sonreír. A la vista de JaeBum, YuGyeom era increíblemente perfecto, tanto física cómo personalmente.

Y sí, ahora sabía que le gustaba, ahora lo aceptaba y no le importaba lo que dijera Jackson, pero muy dentro suyo se seguía sintiendo extraño al ser juzgado por todos sólo por hablar con él. Perdía su popularidad de a poco, y a cada rato uno más terminaba por hablar mal de JaeBum. En éstas últimas semanas se había convertido en el tema de conversación de las personas populares. Y YuGyeom ahora era observado por todos, lo miraban mal, más personas querían pegarle, hasta SunHee se sentía celosa porque JaeBum pasaba más tiempo con él. Pero no podía evitarlo.

Sus días mejoraban cuándo YuGyeom asomaba la cabecita por las maderas que separaban sus casas para hablarle.

Y tal vez sólo exageraba cuándo decía que YuGyeom era el único que podía hacerlo felíz, pero realmente se sentía así.

Pero era un idiota al hacerse ilusiones. YuGyeom le hablaba todo el tiempo sobre un chico que conoció en clases de canto, parecía adorarlo, y JaeBum le daba consejos para que él pueda invitarlo a salir, de todas formas, jamás se enteraría lo que él sentía. YuGyeom sólo lo veía cómo un amigo y eso lo tenía bastante claro, pero era la persona en quién pensaba antes de dormirse, en la cuál pensaba apenas se despertaba, o en la cuál recordaba cuándo se sentía deprimido.

Las horas habían pasado, y él esperaba en un banco que había al costado de la puerta de la escuela a YuGyeom. Sabía bien que todos lo observarían, y eso lo hacía sentirse incómodo. Antes eran miradas de afecto, ahora lo miraban con rechazo.

El día que me enamoré • [BGyeom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora