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Era de mañana, un nuevo día había comenzado. Así que con renovados ánimos nuestros protagonistas se habían embarcado en la nueva aventura que les esperaba el día de hoy.

─Es demasiado temprano.─ murmurada Crowley, quien escondía esa mirada dorada detrás de los oscuros cristales de sus gafas de sol.

─Son las once de la mañana, querido.

─Pues para mí sigue siendo demasiado, quiero dormir.

─¿Tanto así te gusta dormir?

─¡Claro que sí! ¡Podría pasar cuatro años enteros dormido!

─Te creo capaz.─ Murmuró bajito, mirando el camino.

Discutían tranquilamente por las transitadas calles de Londres, como si nada hubiera pasado el día anterior. Y preferian que así fuera.

Iban camino al súper mercado más cercano, al cual no tardaron demasiado en llegar debido a la manera tan despiadada que tenía Crowley de recorrer las calles.

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Su mal humor por ser despertado tan temprano se esfumó al cruzar las puertas, sintiendo el aire acondicionado golpear su rostro de una manera tan suave y dulce, como si fuera el aliento de vida de los dioses para su agotado estado físico.

Con una pequeña sonrisa, tomó el carrito del supermercado y comenzó a deslizarlo por el piso, aunque claro, desviándose un poco debido a esa mala rueda que siempre se desviaba.

Aziraphale caminaba a su lado, emocionado no solo por verlo animado después de mucho tiempo, si no que estaba decidido a por fin tener esa charla incómoda. Ya que después de una noche de desvelo había podido encontrar las palabras adecuadas a sus confusos sentimientos.

─¿Sabes algo? Amo estos lugares, porqué me recuerdan el sistema capitalista en el que vivimos y del cual no podemos escapar, ni sobrevivir sin el.─ Confesó por fin el pelirrojo.

─Solo venimos por leche.

─Pero no puedes sobrevivir sin leche.

─Y ¿Las personas intolerantes a la lactosa?

Crowley volteo a verlo incrédulo, levantando las gafas para verlo directamente a los ojos con una expresión de indignación y confusión. Luego de eso retomo la carretilla y siguio caminando en busca de leche y algunas cosas más.

─Asi que, ¿Solo vinimos por leche?─ Pregunto Crowley.

─No, venimos por otras cosas más. Necesitas alimentarte mejor.─ Dijo Aziraphale, sacando la lista de su bolsillo para darle un vistazo. ─Llevaremos leche, cereal, huevos y quizá algunas frutas.

─¡Mira! ¡Aquí están los huevos!─ Exclamó emocionado Crowley, deteniéndose un momento.─Como los que me faltaron para besarte anoche.─ Murmuró para si mismo, algo desanimado.

─¿Qué?─ Le pregunto Aziraphale, pues no había escuchado lo último que había dicho.

─¿Qué?─ Repitió Crowley.

─¿Que de qué?

─¿Que de qué, qué?

─¡Crowley! ¡Deja de hacer eso!─ Le reprendió Aziraphale algo molesto. ─Solo toma cualquier paquete y sigamos.

─¡Jamás digas eso, ángel!─ Exclamó en tono dramático. ─Tenemos que aprovechar las ofertas.─ Dijo haciéndose el dolido.

─Como gustes, querido.─ Finalizó el rubio, y aunque quería seguirle el juego lo dejo allí. Sintiéndose feliz de que por un momento su mejor amigo pudo olvidar todo ese dolor que cargaba en su pecho.



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Se acerca el final juas juas.

Somebody to love 【Hanahaki Disease】Where stories live. Discover now