Somebody to love 【Hanahaki Disease】

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Y allí, el hermoso momento que habían creado se esfumó.

Ambos salieron corriendo a la cocina, y quedaron perplejos al ver el pequeño incendio que se formaba allí. Lamentablemente por un paño de cocina que había quedado demasiado cerca de la estufa. Provocando que todo que estaba cerca ardiera, los utensilios de madera, los guantes para hornear y hasta las cebollas que reposaban en la tabla para picar.

Y de las verduras que estaban siendo salteadas en la sartén ni hablemos, pobres verduras.

Al ver esta oda a hestia formada en su cocina, Crowley corrió inmediatamente hacia el fregadero. Tomando un pequeño extintor de emergencia, accionandolo y liberando la espuma de bicarbonato de potasio que se encontraba dentro, apagando casi al instante el fuego.

Aziraphale, (quien se había quedado quieto en una esquina sin saber que hacer) estaba en un pequeño shock. Se quedó unos segundos admirando a su amigo combatir lo que parecía un portal al infierno, hasta que se dió cuenta que había sido enteramente su culpa. Por dejar la cocina descuidada, por tener pensamientos impuros sobre lo bueno que habría sido probar por un segundo los labios de su amigo. Si, sentía que todo era su culpa, y si Crowley hasta ese momento no había intentado comerlo, la vergüenza parecía devorarlo en ese instante.

─Lo lamento mucho, querido.─ Dijo Aziraphale con un ligero sonrojo a causa vergüenza que adornaba sus mejillas.

─Nah, que importa.─ Bufó tratando de sonar indiferente, aunque en el fondo se sentía molesto. No porque el desastre que seguro tenían que limpiar, si no por el inconveniente había arruinado el beso que llevaba tiempo ansiando.

Aziraphale sabía que si importa, sentía muy bien que estaba molesto y creía que era su culpa, por lo que busco la mejor excusa que se le pudo ocurrir para salir de la situación.

─Voy por algo para limpiar.─ Dicho esto, salió de la cocina.

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Luego de media hora de limpiar los restos de la espuma, ambos se sentaron a descansar en la pequeña mesa que se encontraba en la cocina, admirando como en aquella pared gris se encontraba una mancha negra, producto de aquel mini incendio.

─Creo que lo mejor será que pidamos algo.─ Dijo Crowley para después suspirar agotado.

─Yo invito.─ Sonrió un poco apenado. ─Tambien creo que debemos ir al súper mercado, ocupe lo último de la nevera para cocinar.

─Esta bien.─ Dijo al aire, mirando la mancha oscura que adornaba la pared.

─¿Tengo que arreglarla?

─No, déjala.─ Volteo a verle. ─Quiero que quede como recuerdo.─ Dijo, levantándose de la silla para ir en busca de su teléfono.