Futuro 1

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Acaso…

No tuvo que pensar mucho para saber lo que su esposo quería, y él se lo daría sin dudas.

-Lan Zhan, lo llamó un poco agitado- Suelta mis manos y déjame ayudarte- pareció que funcionó porque sus muñecas fueron liberadas y Wei Ying suspiró.

El cuerpo de su esposo se erguía sobre él y a otro persona se daría verdadero miedo. Sus ojos de otro color incluso aquella zona que era blanca natural estaba teñida, diversas marcas negras por toda la piel jade herida, el cabello suelto e indomable. Si, daría miedo pero no para Wei Wuxian, había visto cosas peores y al final se había enamorado de Lan Zhan por lo que era él, no por cómo se veía.

Sin vacilación bajó sus manos y abrió por completo su túnica ya desgarrada, había algunas líneas rojas que atravesaban su pecho a causa del violento movimiento, picaba pero no dolía. Después se dirigió al borde de su pantalón y comenzó a desatar el nudo. El Lan se mantuvo quieto sobre sus brazos y rodillas esperando casi como congelado.

Una vez abierto su pantalón Wei Ying encontró que no podía retirarlo completamente, el cuerpo de Lan Wanji no se movía por lo que solo podía sacarlo desde atrás y correrlo hacia abajo dejando sus nalgas descubiertas. No era muy cómodo pero se las podía ingeniar. Con dos de sus dedos comenzó a dilatarse esperando que la invasión fuera lo menos agresiva posible. Después llevó la otra mano a la túnica de su esposo y la desató. La erección de este se alzó hacia él.

Wei Ying tragó y se dejó caer hacia atrás acariciando el abdomen y el pecho de Lan Zhan para después abrazarlo por el cuello.

-Soy tuyo, mi esposo- se alzó un poco y besó sus labios para después gritar al sentir que su cuerpo era invadido con un fuerte movimiento. Incluso tuvo que sacar sus dedos pues molestaban

Pudo jurar que casi lloró o al menos un sollozo salió de su garanta. Su cabeza cayó hacia atrás jadeando intentando buscar algo de aire que no llegaba. Estaba acostumbrado al tamaño de Lan Zhan que era considerable pero siempre este lo preparaba antes para que no doliera, pero esta vez apenas si se había dilatado y menso humedecido por lo que la penetración fue lo suficientemente dolorosa para alarmarlo.

Había un hilo de algo caliente corriendo por su nalga hacia abajo y supo que era sangre, algún musculo debió haberse desgarrado.

-Lan Zhan, suave- pidió con los ojos apretados solo para recibir otra mordida en su cuello. Gritó, esta vez las lágrimas no se contuvieron en sus ojos.

No era como lo habían hecho antes. Esta vez era totalmente salvaje y demasiado para su cuerpo. Ni siquiera en los momentos más intensos de su relación había sido así. Las penetraciones eran duras y profundas. Era doloroso y agotador. La cadera del jade no tenía piedad con el menor y buscaba cada vez ir más profundo.

Wei Ying se abrazó a él y lo atrajo dejando que hiciera lo que quisiera a pesar que el dolor era insoportable. Se mordió el labio para no volver a gritar. Se lo merecía. Todo lo que le había ocurrido era su culpa, así que tomaría todo, incluso si esto lo destruyera.

Los dedos del mayor se enterraron en sus muslos hasta que sus uñas rompieron la piel de debajo. Varios hilos de sangre se desplazaron por su piel. Los dientes del Lan dejaron su cuello y se desplazaron mordiendo alrededor del pezón dejando una marca visible y muy roja. Wei Ying dejó salir un chillido sin poder contenerlo. Era demasiado.

-Wei-gonzi- una voz resonó desde afuera- ¿Ocurre algo? ¿Está bien?-

-NO ENTRES- le gritó a Wen Ning casi sin aliento, no quería que viera en esa condición. Se mordió el labio, no debía dejar salir otro sonido.

Las estocadas contra su cuerpo nunc bajaron a frecuencia, cada vez eran más precisas y poderosas. Wei Ying ni siquiera podía sentir su cadera pero no retrocedió ni un momento abrazado a su esposo. Sabía que él lo necesitaba. Las marcas en su cuerpo se aclaraban ligeramente y eso era un síntoma que comenzaba a calmarse. Dejó salir un suspiro. Era realmente duro. Sus párpados luchaban por mantenerse abiertos, podía perder la conciencia en cualquier momento.

Pronto el dolor fue sustituido por aturdimiento y la oscuridad lo envolvió al sentir algo caliente que se derramaba en su interior. No supo más.

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No podía saber cuándo realmente estuvo inconsciente. Su cuerpo era todo, una terminal nerviosa sensible y adolorida. Una mano sacudía su hombro con fuerza zarandeándolo.

-Wuxian…Wei Wuxian-

Abrió sus parpados con dificultad, la luz era tenue en la cueva por lo que le costó enfocar quien lo llamaba. Estaba aturdido, totalmente desorientado.

-Wei Wuxian- la voz grave resonó de nuevo- despierta de una vez- una palma se estrelló en su rostro y esto hizo que se espabilara un poco.

-Jiang Cheng- su voz salió carrasposa- Me duele todo, no me pegues-

-Hasta que al fin reaccionas- pudo jurar que el hombre había soltado un suspiro de alivio- Mueve tu culo, hay mucho que me tienes que explicar.

Wei Ying quiso reír.

-No creo que pueda hacerlo- era consciente del estado de su cuerpo y no era para nada bueno.

De alguna forma estaba nuevamente vestido pero las heridas en su cuerpo estaban abiertas, sobre todo en su interior. Debía haber sido Wen Ning, era el único consiente después de aquello.

-Lan Zhan- exclamó y cayó en el hecho que no estaba junto a él.

Miró para los lados pero no lo encontró y se alzó para sentarse con brusquedad ocasionando que todo su cuerpo se resintiera. Soltó un grito de dolor y se dobló. Jiang Cheng lo sostuvo antes que volviera a desplomarse.

-¿Cómo demonios estás en este estado? ¿Dónde está el imbécil de tu esposo?- le gritó recostándolo sobre la piedra que estaba detrás de él.

No lo sabía no estaba junto a él ni tampoco Wen Ning, lo había escondido en alguna parte de la cueva para que Jiang Cheng no lo viera.

El líder de la secta Yunmeng se debatía consigo mismo. Había escuchado de todo el revuelo que se había ocasionado en la secta Gusu Lan. De cómo un hermano mataba al otro. De cómo el Patriarca de Yiling volvía a hacer de las suyas y destruía parte de la secta. Era de locos y difícil de creer por lo que después de que un mensajero le notificara de que los hechos eran reales y de que su antiguo hermano había huido solo se dirigió al lugar donde sabía que seguro estaría. Increíblemente pudo entrar como la última vez.

-Habla de una vez ¿qué demonios pasó?- sus dientes apretados.

Wei Ying respiraba con dificultad. El sexo le había drenado toda la energía que tenía, al punto de que su alrededor se desvanecía por momento. Algo se posó en sus labios y sin pensarlo lo tomó. Era una píldora amarga pero en cuanto pasó por su garganta comenzó a hacer efecto y su cuerpo pudo relajarse medianamente.

-Jiang Cheng- le sonrió- Por favor vete, no quiero involucrarte- tosió y se masajeó los brazos. Hacía frío.

-¿Qué dices? Vengo hasta aquí y tú me botas como si no tuviera importancia. Sabes lo que has hecho-

Wei Ying le sonrió.

-Es por eso mismo que no quiero involucrarte otra vez- cerró los ojos para abrirlos de nuevo- No quiero cometer los mismos errores de antes, así que por favor vete-

Jiang Cheng se levantó molesto y no sabía con quién.

-Wei Wuxian, sabes lo que estás diciendo, una vez que salga no solo seré un enemigo más-

El menor no dejó que su sonrisa se desvaneciera.

-Lo sé, pero no quiero volver a lastimarte-

Las notas de tu traición MDZS (I-II) ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora