Recuentos 2

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Los recuerdos de aquella noche volvieron a cruzar su mente y un severo sonrojo que se extendió incluso hasta su pecho e hizo latir su corazón desbocadamente. Maldijo a aquellos dos Lan, ahora no podría mirarlos a la cara directamente

El olor a bebida era exuberante, la comida era exquisita. Jin Ling se dejó caer en el suelo mareado de tanto que había tomado. Hacía mucho que había dejado de ver a Hanguan-jun y a su tío Wei, después del gran espectáculo que había dado este último. Había oído comentar que el jade acostumbraba a castigar a su esposo y después era visto cojeando y con marcas rojizas en su cuerpo, pero aun así este insistía en hacer cosas para provocarlo.

La curiosidad de vez en cuando le picaba. La gustaría sabe qué tipo de castigos eran lo que se le proporcionaba. Le preguntaría a su tío Jiang Cheng cuando volviera, aunque primero tendría que aguantar su surna por haberse ido con el grupo sin avisar a nadie.

-Jin Ling, por qué nos dejas- Jingyi se dejó caer a su lado arrastrando las palabras. Olía fuertemente a alcohol a pesar de haber pasado por el proceso de dormirse primero. Ese día estaba dando riendas sueltas a todo lo que llevaba escondido dentro de él.

-Si Jin Ling, no nos dejes solos- Sizhui se sentó a su otro lado, sus mejillas rojas y sus ojos vidriosos, ese no aguantaba una gota de alcohol más en su sistema.

-Ustedes dos borrachos, aléjense de mí- al menos a él le quedaba algo de conciencia, pero no la fuerza suficiente para despachar a aquellos dos Lan que se pegaban más a él ocasionando que el ambiente fuera sofocante.

-Vamos a jugar un juego- un grito hizo eco alrededor de la fogata seguido de un sonoro grito por parte de los presentes.

-Esto es interesante, vamos- Jingyi se emocionó y se levantó llevándose consigo al líder de la secta Lanling que lucho sacudiendo la mano pero fue detenido por el otro Lan.

-Malditos, suéltenme, deja que se lo diga a mi tío, Fairy, Fairy- gritó pero se acordó que había dejado al perro en su secta para no incomodar a Wei Wuxian. Maldijo al perro, maldijo a Wei Ying.

-Cálmate- la voz sensual y grave se Sizhui sopló en su oído y lo estremeció –solo será un juego- pero este no se sintió confiado de esas palabras.

La mujer que había promocionado el juego alzó un conjunto de cinta antes de dárselas a alguien que la fue repartiendo entre las mujeres. A Jin Ling lo confundieron y le fue entregada una también.

-Y esto se supone que es para qué- preguntó mirando el pedazo de tela de color blanco, haciéndole recordar las lustrosos cintas de la secta Lan y un sentimiento de incomodidad lo invadió.

-Aquellas que tienen las cintas serás las damas dormidas- sonrió pícaramente- y con qué se despiertan a la damas dormidas-

-Con un beso- las chicas gritaron agitando la tela, jin Ling por su parte palideció.

-Tienen dos minutos para escapar de los príncipes, si son atrapadas serán besadas mis reinas, así que a correr- palmeó las manos y las mujeres pasaron por al lado sensualmente de los hombres y comenzaron a desaparecer de la vista.

Jin Ling aún confundido intentó irse pero se dio cuenta que una de sus manos estaba sujetada por Sizhui que lo miraba con un rostro extraño, sus labios estaban entreabiertos y sus ojos, eso ojos no eran buenos.

-No pienso jugar a esto- protestó pero solo recibió una sonrisa por parte de este.

-Pues ya estás dentro desde que aceptaste la cinta, además- agarró su barbilla y la acercó peligrosamente- Ya se acabó el tiempo- y antes de que pudiera reclamar sus labios fueron sellados por Sizhui que puso su mano libre contra la nuca evitando que rompiera el contacto.

Jin Ling abrió los ojos para encontrarse con la mirada peligrosa y depredadora de Sizhui mientras este le mordía el labio, abriéndole la boca e introduciendo su lengua, provocando que el beso fuera más intenso. El menor nunca había sido besado de esa manera y sus piernas temblaron. Unas manos lo sostuvieron por la cintura manteniendo su posición mientras era casi violado por aquella lengua que se introducía cada vez más fuerte y lo dejaba aturdido.

Sizhui lo dejó respirar luego de unos segundos. Un fino hilo de saliva corría por la barbilla de Jin, pero no pudo limpiarlo, sus manos temblaban y su rostro fue girado por otra mano.

-Eso no es justo- Jingyi susurró contra su mejilla- Yo también te atrapé, yo también quiero mi parte- y envolvió los labios hinchados con los suyos.

Jin Ling se tuvo que sostener de los brazos del Lan para no caerse, sus piernas eran gelatina y su mente estaba tan confundida que apenas podía analizar lo que aquellos dos jóvenes le hacía. Tenía miedo, pero había un sentimiento que era superior a eso. Jingyi saboreó toda su boca haciéndolo gemir contra él. No podía negar que la técnica de ambos era perfecta, dónde demonio la habían aprendido.

-Jingyi, divirtámonos un poco más- Sizhui le comentó a su amigo mientras sus labios recorrían la nuca del menor para lamerla después.

Este lo dejó abrazándolo por la cintura antes que colapsara, la persona en su pecho era un mar de jadeos y sus ojos se estaban llenado con lágrimas.

-Si Sizhui, quiero más- la voz excitada del Lan resonó contra el cabello de Jin Ling –Por qué no corres y escapas de nosotros- le dijo a este-

Jin Ling sacudió la cabeza quitándose parte del aturdimiento para fijarse en los dos rostros de sus supuestos amigos.

-Te daremos una oportunidad, corre o sino serás devorado por nosotros- Sizhui le advirtió y este supo que debía huir ahora, era sabido lo peligroso que podían ser los Lan cuando se juntaban con la bebida y el aspecto feroz y peligroso de aquellos jóvenes lo erizó.

Con toda la fuerza de voluntad hizo mover a sus piernas inestables hasta adentrarse en el bosque, él estaba habituado a este ambiente, así que sería fácil para él. A esa altura el alcohol se había metabolizado en su cuerpo y estaba más que lúcido. Se llevó la mano a sus labios y se sonrojo significativamente, su primer beso había sido robado por ellos, especialmente por ellos. A los malditos los mataría y colaría cuando estuvieran consientes. Por el momento solo le quedaba huir, aunque su cuerpo entero palpitaba tras aquel evento.

Jingyi miró a su compañero que tenía la mirada perdida pro donde su presa había escapado.

-Sizhui, quiero comerlo- jadeó.

-Yo también-

Una sonrisa se formó en sus labios y ambos salieron de cacería.

Nota: Que creen, se lo comen o no se lo comen 😎😎

Las notas de tu traición MDZS (I-II) ©®Kde žijí příběhy. Začni objevovat