Ruptura 3

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Un pesado dolor azotó su pecho quitándole el aire. Lan Wanji se llevó la mano a la boca sin poder evitar que el líquido que anteriormente tragaba manchara sus labios y el suelo. Su cuerpo entero se estremeció ante aquel sentimiento que lo abrumó sin ningún sentido, un presentimiento que no sabía su origen.

Un silencio total se hizo en el ya tranquilo comedor del Receso de la Nube anunciando el detenimiento de todo movimiento hasta que el mismo Lan Qiren alzó la voz.

-Wanji- se levantó se su silla y tocó la espalda temblante de su sobrino con el ceño fruncido –¿Estás bien?-

Lan Zhan no respondió, solo negó con la cabeza tomando una servilleta y limpiando sus labios incorporándose con dificultad. Pudo sentir la mano de su hijo en su hombro y eso lo ayudo a reconfortarse un poco.

-No es nada- logró articular ante la mirada preocupada de todos los presentes que a pesar de las reglas algunos se habían incorporado para saber que ocurría con el Jade, después de todo, no muy contadas las veces que se podía ver vulnerable.

-Hanguan-jun- el semblante de Sizhui mostraba preocupación.

-Wanji, descansa por el resto del día de hoy. Sizhui, acompáñalo- Lan Qiren ordenó y no hubo replica ninguna.

El menor siguió a su padre por el corredor en silencio.

-¿Padre, realmente está bien?-

-Hmm- Lan Zhan llevaba su mano apretando el pecho.

Que había sido aquello. Lo que fuera que hubiese sido, solo esperaba que Wei Ying estuviera a salvo.

Jiang Cheng corrió al lado de su hermano con una expresión horrorizada surcando su rostro. Cayó de rodillas y atinó primero a tomarle el pulso. Aquello no podía ser verdad, no podía ser verdad, tantos días velando porque su hermano estuviera lo más cuerdo posible y lo dejaba unos segundo y ocurría aquello.

Espero una milésima de segundo escuchando su propio corazón martillando en los oídos que no le permitía analizar el estado de su hermano.

Su muñeca fue agarrada y apartada aunque de forma gentil, si firme.

-Permítame por favor-

Las túnicas blancas de Lan Xichen acariciaron su lado mientras se manchaban con la sangre en el suelo.

Jiang Cheng solo podía ver como el hombre tomaba el pulso con su rostro tenso y cayó en la cuenta que lo que llevaba tiempo guardando, había sido descubierto. Pero ahora no era el momento.

-¿Cómo está?- su voz salió temblorosa traicionándolo, verse tan vulnerable no era común en él.

-Rápido, hay que tratar la herida, está vivo, pero muy débil- Lan Xichen dijo igual de rápidos que sus manos se ponían a trabajar buscando el origen de las heridas.

La mayor parte de la túnica del menor estaba cubierta de sangre y se preocupó de la cantidad que había perdido. Además el estado que mostraba su cuerpo tampoco era el más adecuado. Sin contar su energía espiritual que rayaba en la inexistencia. Ante tanto pronóstico negativo lo único que le hizo sentirse mejor era que ya sabía dónde se encontraba su ex cuñado.

Revisó velozmente su pecho corriendo su túnica, le ordenó al otro líder que revisara sus piernas. No fue hasta que llegó a sus brazos que vio el origen de la tragedia. Rompió la tela dejando ver su delgada muñeca con al menos tres cortes uno más profundo que otro, de forma irregular y torpe, casi desgarrando la carne hasta el hueso.

Xichen chasqueó la lengua. Rasgo sin pensar su túnica blanca y envolvió las heridas haciendo presión en un intento de detener el sangrado.

Jiang Cheng miraba atómico la escena, con su cerebro sin procesar todavía lo que pasaba, podía pelear contra cientos de enemigos, enfrentarse cara a cara con las sectas, levantarse desde las cenizas, pero no podía hacer nada cuando alguien estaba muriendo ante que él, y no cualquier persona, aquella que una vez ya lo había hecho delante de sus ojos.

Las notas de tu traición MDZS (I-II) ©®Where stories live. Discover now