Dolor 1

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Jiang Chen golpeó la mesa tan duro que la madera se agrietó. Otro día sin noticias de su hermano. Ya era el quinto y absolutamente nada. Ni un rastro, ni una pista, nada. Una persona con la personalidad de su Wei Ying no podía estar tranquilo tanto tiempo como para no ser notado. Incluso él se preocupaba que nadie hubiera sido capaz de localizarlo.

 
Mordió su labio inferior. Tenía un mal presentimiento de todo aquello y a pesar de sus discrepancias, de todos sus conflictos, de su relación incierta, seguía siendo su hermano.


Respiró profundo y salió de la oficina. Estaba agotado, agobiado. Caminó rumbo adonde sabía que podía estar unos segundos en calma. Donde podía sentirse seguro y pensar con claridad. 


Se detuvo delante de las tablillas funerarias de sus padres he hizo una profunda reverencia sin saber cómo mirarlos. La culpa aún inundaba su interior al no haber sido capaz de defender a su hermano cuando su vida había sido más turbia debido a todos sus discrepancias y mala fama que se había creado a su alrededor.


-Madre, padre, estoy aquí, por favor ayúdenme- no esperaba una respuesta, pero al menos la esperanza de que algo iluminara el camino que debía seguir estaba presente dentro de él.


Estuvo allí sentado en la tranquilidad de la soledad por algún tiempo que por primera vez no le importó perder. Sentía su energía fluir por su cuerpo de forma uniforme y pudo relajarse un poco hasta que un sonido le hizo abrir los ojos.


-¿Quién está ahí?- preguntó incorporándose sobre una rodilla mientras las chispas moradas envolvían su cuerpo. Quién se atrevía a entrar en aquel lugar sin su autorización.


Pero no vio nada, nadie había entrado.


Con cautela se levantó completamente y dio unos pasos hasta que en una esquina detrás de una gruesa columna pudo divisar un pedazo de tela negra que sobresalía.


Su corazón palpitó y corrió hacia allí. Reconocería esa tela en cualquier lugar.


-¿Dónde se supone que has estado todo este tiem...-se detuvo de golpe cuando estuvo frente a esa persona.


-Jiang...Cheng- Wei Ying apenas si hizo el intento de levantar la cabeza. 


Su torso estaba levemente sentado mientras el resto de su cuerpo parecía no tener vida. En su mano derecha llevaba una jarra de vino que hacía días debía haberse agotado. 


Incluso Jiang Cheng se asustó con la imagen y se arrodillo sacudiéndolo por el hombro lo que solo provocó que cayera hacia un lado junto a su habitual cola de cabello toda desgreñada.
-¿Tienes más vino?- sus palabras salieron rasposas, como si su garganta doliera, su piel estaba peligrosamente pálida y sus ojos hinchado ya sin rastros de lágrimas.


-Desapareces por cinco días sin dar rastros de dónde estas y solo pides vino- la impotencia está alterando al menor y sin darse cuenta le gritó.


-Lo siento Jiang Cheng- oírlo disculparse de aquella forma lo hizo temblar- no quería molestar, sé que no quieres que este aquí. Ya me voy- hizo un intento de incorporarse pero volvió a caer como si su cuerpo pesara tres toneladas. -Jeje, este cuerpo es realmente débil- su expresión se transformó en una mueca que no se podía interpretar si era de dolor, agonía, sufrimiento.
Jiang Cheng chasqueó la lengua y lo agarró del brazo pasándolo por encima de su hombro y hablándolo en tono brusco aunque impactado por ver a su hermano en aquel estado tan deprimente


-Mírate, pareces más muerto que el cádaver viviente que siempre está contigo, necesitas atenderte, que pensara el imbécil de esposo cuando te vea- y cuando terminó la frase se dio cuenta que otra vez había hablado de más

Las notas de tu traición MDZS (I-II) ©®Where stories live. Discover now