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"Joven Kim."


Las presentaciones de las omegas fue demasiado rápido para su gusto y preferencia dado que ninguna de las presentes había sido de su agrado y satisfacción, los vestidos enormes y esponjados lleno de piedras y joyas enormes advirtia que las cosas brillantes y únicas eran las únicas que les importaba a la familia Kim, telas de seda y algodón fino predomina alrededor de las muchachas que aún permanecía de pie en la espera de que decidiera desposar a una de ellas.

No le gustaba ninguna.

Las conocía.

En ocasiones anteriores había tenido la oportunidad de conocerlas, nunca de cerca, pero habían coincido en algunos eventos y fiestas privadas de su familia o socios, los rumores y chismes siempre rodeaban a la familia en cada evento, especialmente al tratarse de las omegas y su madre. No era de los que prestarán atención e importancia a las habladurías de la gente pero los rumores nunca se detenían, lo que lo desconcertaba aún más porque su abuelo era demasiado estricto con el perfil de las familias con las que formaba un lazo o incluía en su círculo familia, en ocasiones prefería qué sus nietos se matrimoniaran con amigos extranjeros a falta de algún o alguna Omega digno de pertenecer al clan Min, en el caso de las omegas Min era muy similar a lo que le ocurría a ellos, la única diferencia era que los alfas con las que se casarán debían ser forzosamente alfas puros o escoger dentro de los clanes al mejor candidato apto para continuar con el linaje Min. Una de las cosas buenas que tenía su familia, según las críticas de la sociedad.

Y algo que contradecía las tradiciones del pueblo en el que las y los omegas no tenían voz ni desición al conseguir pareja, especialmente los de las clases medias y bajas.

Miro nuevamente todas y cada una de las mujeres que sonreían hacía él buscando una oportunidad de escogerlas, pero ninguna llamo su atención.

No quería una mujer interesada y llena de capas de maquillaje que solo fuera un adorno a su lado o que buscará más dinero y poder dentro de la sociedad, suficiente tenía con sus tíos y primas como para tener una esposa así.

Siguió sus pasos quedando delante del único Omega varón de la familia Kim, que acomparacion de sus hermanas, parecía una mancha de lodo al lado de lo elegantes que se encontrabas las mujeres, sus cabellos mojados colgando por su frente cubriéndo sus ojos, sus hombros encogidos hacía delante ligeramente temblando por el frío que colaba dentro de las cuatro paredes de la casa, sus manos juntas sobre su estómago y sus dedos jugando con una pequeña piedrita verde pero brillante y algo alargada como si fuera una esmeralda. Pero no podía ser, por qué todo el Omega gritaba a los cuatro vientos que no tenía privilegio dentro de la familia, sus pantalones y camisa estaban completamente mojados pegados a su cuerpo, en colores opacos cafés y grises con dos olanes en el borde de las mangas de la camisa y un pequeño hoyo en la izquierda, viejas y malgastadas.

Los pantalones cafés mojados de lodo hasta las rodillas y seguía escurriendo de agua, sus pies desnudos contra la madera del piso hacían contraste con sus dedos pequeños y las manchas de lodo que los cubrían.

Había escuchando su presentación con cuidado, lo que llamo su atención fue el no encontrar mentiras ni mucho menos un perfil elaborado como con sus hermanas, haciendo visible su nerviosismo que palpable se percibía en el aire y la intranquilidad que mantenía su cuerpo al borde del caos, gritando a todos que estaba expuesto, vulnerable y humillado por ser todos los que estaban ahí, especialmente por su madre y hermanas que no ocultaban la burla en sus rostros y las sonrisas cargadas de burla y felicidad al humillarlo ante todos. Algo que ayudo a tomar su decisión.

Demasiado arriesgada y contradictoria con lo que su abuelo quería para él pero no llevar a cabo, no por de él ni para cumplir con los caprichos de su abuelo, aunque no era tan contradictorio por qué el alfa Min había escogido a las familias con las que podían unirse y ese Omega estaba dentro de una de las cuatro familias.

— Felicidades, Joven Kim — saco el pañuelo de su saco para dárselo al Omega como signo de cortejo previo al matrimonio.

El Omega alzó la mirada con miedo y sorpresa para encontrándose con sus pequeños pero expresivos ojos cafés, rodeados de agua cristalina que informaban que estaba aguantando sus lagrimas.

Su rostro lleno de pánico y sorpresa.

— Tómalo, ahora es tuyo.— insistió escuchando de fondo los jadeos de sorpresa que emitieron las demás omegas y sus acompañantes.

La mano pálida del Omega tomo el pañuelo con miedo.

— La decisión a sido tomada, y una vez que la asiente en el acta no hay cambios. Lo pactado y decidido está noche se toma por lícito y legal conforme a las dispocisiones que se han establecido desde un principio.  Por hoy damos por concluida nuestra visita. Las fechas de la boda de harán con antelación y acuerdo mutuo de las familias o como los prometidos lo pacten, siempre y cuando no exceda el plazo del año para cumplir el pacto. —cruzo sus brazos sobre su pecho escuchando la nueva información que no sabía con respecto a su matrimonio, muchas cosas de las explicó el abogado de su abuelo eran desconocidas para él al ser la primera vez que estaba en esa situación.
Después de que el abogado terminó de hablar todos se retiran de la casa de la familia Kim, avisando que en los días siguientes tendrían noticias de ellos para acordar las fechas de las bodas y los preparativos respectivos de la misma.

Cuando apenas salió del calor de la casa el viento golpeó su cuerpo con violencia, mandando escalofríos a todo su organismo, por lo que con rapidez abrió la puerta del coche en busca de refugio y calor, una vez dentro del cómodo carro recostó su cabeza contra el terciopelo del asiento y cerro sus ojos, estaba frustrado y enojado por no saber que hacer con lo que su abuelo había impuesto para él y su hermano de la noche a la mañana , ninguno de los dos tenía planes de casarse por el momento.

Sentía que tenía las manos y los pies atados con mordazas dobles al no poder negarse ni renegar de una orden explícitamente impuesta por su abuelo.

Escuchó las puertas ser cerradas con fuerza antes de escuchar el rugido del motor del carro arrancar.

— Ya no sé si lo haces por molestar a la familia o de plano está en ti el ser así. — tenso la mandíbula al terminar de escuchar lo que su primo gruñía en su contra.

— ¿De qué hablas? — interrogó con molestia antes de respirar profundamente.

— En tu lugar hubiese escogido a una de las otras omegas, son esquisitas y muy hermosas, el abuelo no va a estar contento con tu decisión.

— El abuelo escogió a la familia Kim por algo y lo que haga con mi vida no debe de ser de relevancia para ti, no te preocupes por lo que haga.

Besos Sabor A Miel (Yoontae)Where stories live. Discover now