15- Reina del Mosh + Sacrificio virgen.

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LEER NOTA DEL FINAL, SÚPER IMPORTANTE. DESDE YA, GRACIAS!

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Me miré una vez más al espejo y suspiré. La música y la gente ya se escuchaban en el piso de abajo, o en las habitaciones de al lado, si saben a lo que me refiero…

Tenía puesto una remera (que más bien parecía un sostén, ya que terminaba debajo del busto, dejando todo mi abdomen descubierto) junto con una pollera extra corta, ambas prendas eran de color rosa coral. Luego llevaba unos tacones color blanco, que, para mi suerte, me hacían sentir más alta.

Bien, deben pensar que mi ‘disfraz’ era de… puta, pero según mis hermanos, así se vestían las mujeres aztecas antes.

Mentira.

Sólo lo hacían para ver a las chicas semidesnudas.

Una vez que terminé de maquillarme, ricé mi cabello, y luego, salí de mi habitación.

Cuando llegué a la planta baja, me sorprendió ver la casa hecha un descontrol cuando recién hace 5 minutos había comenzado la fiesta. Las chicas iban vestidas muy parecidas a mí, así que no me sentí fuera de lugar.

Los chicos, por su lado, llevaban el pecho descubierto, y algún tipo de… ‘pollera’ de hilos de paja, e iban descalzos. A su… extraño disfraz, se les agregaba una vincha de flores que rodeaba de forma horizontal la cabeza, a la altura de la frente.

El olor a alcohol, sudor y marihuana se sentía en todas partes. Era mucha la gente que había, casi no se podía caminar. Ya se podía apreciar la agradable vista (nótese mi sarcasmo) de las parejitas besándose y casi teniendo sexo en varios rincones de la casa, y también en el sillón en el que yo suelo dormir. Ugh, asco.

Un chico pasó por detrás de mí y me tocó el trasero, y en un rápido movimiento, me volteé y le pegué un puñetazo en la nariz. Él dio un traspié hacia atrás y cayó al piso. La gente ni siquiera se inmutó por esto. Me puse de cuchillas a su lado y me acerqué a su oído.

-Vuelve a tocarme el culo y te arrancaré las bolas y luego te las haré comer –siseé con veneno. El chico me miró medio asustado, se levantó y se fue casi corriendo. Sonreí y tiré mi cabello hacia atrás.

Una chica pasó por al lado mío con un vaso de cerveza y se lo arrebaté. En unos segundos lo bebí entero y luego tiré el vaso hacia otra parte, mientras empezaba a sonar ‘Animals’ de Martin Garrix. La fiesta había comenzado.

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4 horas creo que habían pasado. Yo me encontraba arriba de la barra junto con unas chicas desconocidas, mientras bailábamos casi pegadas al ritmo de ‘Cherry Pie’ de Warrant, y bebíamos cerveza o quien sabe qué. Estaba de más decir que estábamos ebrias.

Una parte de mí decía que me saque la ropa, y otra parte decía que me saque la ropa y luego me tire en la piscina. Por eso es peligroso que me embriague: porque no tengo límites.

Entre la gente que se juntaba en frente de la barra, vi acercarse a Ryder. Su cara era un poema.

-¡Ryder! –grité mientras lo llamaba con mi mano. Ryder empujó a todo el mundo, hasta llegar justo en frente mío, me miró con una sonrisa sorprendida-. ¡Soy más alta que tú! –le canturrié. Él rio.

Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora