49- Troya.

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Dedicado a mi tía, que en paz descanse. 7 años desde tu partida y sigo extrañándote, cada día más.


+++


Sentí como mi cómoda cama se movía, despertándome rápidamente.

-¿Qué...?

-¡Feliz Navidad, Penny! –reconocí la emocionada voz de Jane. Levanté un poco mi cabeza y la encontré saltando en la cama.

-Feliz Navidad, enana –la tomé de las piernas, haciendo que caiga encima de mí. Le empecé a dar besos por toda la cara, escuchando sus risas y gritos.

-¡Feliz Navidad, mujeres! –entró Simon al cuarto, contoneando sus caderas. Llevaba unos pantalones rojos, y el pecho descubierto.

-Ya llegó este cavernícola a arruinar la diversión –bufó Jane, haciéndome reír.

-Oye, niña –frunció el ceño el rubio-. Hagamos una tregua solo por hoy, ¿sí? Es Navidad, pequeño demonio.

-Tienes razón, si me porto mal Santa vendrá y se llevará mis regalos –habló para sí misma la niña.

-¿Santa? –Empezó a reír Simon-. Vamos, no me digas que...

-Vamos a abrir los regalos, Jane –interrumpí, dándole una mirada de advertencia a Simon. Jane asintió frenéticamente y se fue corriendo del cuarto-. Es una niña, no le arruines la jodida ilusión.

-Bien –bufó Simon rodando los ojos-. Bajemos, nuestros regalos esperan.

Me levanté y junto con Simon bajamos a la sala, donde nos encontramos con cientos de regalos bajo el gigante árbol.

-Feliz Navidad, gatita –murmuró con voz adormilada Cook, abrazándome.

-Feliz Navidad, idiota –sonreí apoyando mi cabeza en su pecho.

Sobre su hombro, vi como Simon, Jane y Ryder abrían los regalos como si fueran niños pequeños (bueno, Jane lo era). Mi mirada paró sobre Ryder unos segundos más, pero finalmente la corrí, negando con la cabeza.

Fui a la cocina y un adormilado David me recibió con los brazos abiertos. Corrí hacia él y salté, envolviendo mis piernas en su cintura, y mis brazos en su cuello, como si fuera un koala. Escuché su risa ronca.

Caminó hacia la sala, aun conmigo encima. Los chicos y Jane rieron al vernos así, llamando la atención de Ryder, y haciendo que por primera vez volteara a vernos. Tensó la mandíbula y rodó los ojos, volviendo a ver los regalos. Me bajé lentamente de David y me apoyé en una pared.

Ni un saludo, ni una segunda mirada. Nada.

Luego de mi repentina revelación de anoche, él simplemente se quedó parado, mirándome como si estuviera viendo un fantasma. Finalmente, cuando me cansé de esperarlo, volteé y me fui con el corazón en un puño.

Y no me siguió.

Parpadeé repetidas veces cuando sentí que las lágrimas iban a empezar a salir. No. No iba a llorar. Prometí no hacerlo por estupideces como estas.

-¡Por la mierda! –exclamó Jane, al abrir un regalo que contenía el gran y conocido escudo del Capitán América. Claro, era solo un juguete. Y claro, no era de tamaño real, pero considerando que Jane era pequeñita, el escudo parecía gigante a su lado-. ¡Es genial, maldición! ¡Gracias, Santa!

-Gracias, billetera de Penny –murmuró Simon entre risas, haciendo que le dedique una mirada intimidante. Él automáticamente dejó de reír y bajó la cabeza.

Adoptada por una Fraternidad © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora