Atardecer

655 58 94
                                    

Los rayos del sol empezaron a filtrarse en la habitación. Desperté.

El dolor que había calmado en esas escasas horas de sueño volvió.
Volvió al ver que no estaban sus ojos brillantes para iluminar  mi día, al no escuchar su voz saludándome, al no sentir uno de sus dulces besos de buenos días.

«Marinette»

El nudo y dolor en mi garganta volvió, se me dificultó el respirar, las lágrimas volvieron a rebalsar de mis ojos. Me dolía.

¿Qué voy a hacer sin ella? ¿Qué va a ser de mi ahora? Volví a romperme, de vuelta la realidad que olvidé en mis sueños me envolvía.

Ya no la tenía.

Estuve un par de horas llorando, abrazado a su almohada, aferrado a su recuerdo, su olor.

Me levanté y empecé a ver lo que había en nuestra habitación; cosas que antes eran de lo mas comunes y sin importancia, ahora se convertían en mi todo, en mi conexión a ella.

Su ropa; recordaba cuando usó cada atuendo. Sus libretas de diseño; recordaba cada sueño del futuro, sus ojos y sonrisa brillante al decirlo. Sus fotos...

Inspiré profundo y me senté en la cama para verlas. Fotos felices, de los dos, de nuestra familia, de nuestra boda o el nacimiento de Hugo.

¡Ay Dios, cómo duele!

Apegué aquel álbum a mi pecho; llorando.

Quiero volver. Quiero volver a esas fotografías y ser feliz. Quiero volver y congelarlas ahí y evitar este sufrimiento.

«Por favor, mi amor, si estás ahí vuelve»

Otra vez perdí la noción del tiempo al llorar sobre esas fotografías; solo sé que tome una donde ella aparecía con la más hermosa de sus sonrisas y la recorté para ponerla en el guardapelo de mi madre y me lo coloqué, ahora las dos estarían allí donde pertenecen; en mi corazón.

Ya daría el mediodía y la  ceremonia que preparaban en honor a mi esposa iniciaría. Me vestí con un traje sencillo pero no me puse la corbata, no podría hacerlo nunca a partir de ahora.

Me miré en el espejo recordando...

—Mari...—volteé a verla y ella rodó los ojos.

—Cuándo aprenderás a hacer un simple nudo de corbata, gatito.—empezó a atar mi corbata.

—Mientras te tengo a ti no necesito aprender.—soltó na risita.

—¿Ah, no?.—terminó y jaló de mi corbata hasta rozar sus labios con los mios—. ¿Y se puede saber por qué?

—Me gusta que me lo hagas tú porque siempre me das un beso al terminar.—rodeé su cintura con mis brazos—. Y mientras me los sigas dando no me dan ganas de aprender.

—Gato bobo.—rio y me besó.

«Y ahora que no estás tampoco me dan ganas de aprender»

No lo quiero hacer porque ahora una simple corbata me recuerda al dolor de que no volveré a sentirte.

Salí de mi habitación y todo aunque parezca increíble era mucho más gris, triste y sin vida. Las voces de mis suegros y amigos desde el piso de abajo se oían como ecos lejanos a mí, a esta realidad. Llegué a la puerta de la habitación de Hugo; Alya salió de ahí arreglada y con la misma energía rota que todos en este momento.

—Adrien.—saludó—. Hu-Hugo ya está vestido.

—Gracias.—susurré con el dolor en mi pecho haciéndose cada vez más fuerte—. Us-ustedes ya...

Lᴏᴠᴇʀ Oғ Mɪɴᴇ  ❤︎Ladrien/ Adrinette [Semi AU]Where stories live. Discover now