6.- "Sanando heridas"

261 45 24
                                    

La confesión de Ari le hizo comprender a Duke la razón detrás del comportamiento de Garreth, la decepción que experimentó tras creer que sus palabras fueron promesas vacías. Un malentendido los alejaba de nuevo, Duke recordó su mirada, la cual reflejaba una profunda tristeza, pero a la vez una enorme barrera entre ambos. Existían momentos en que era superado por la tristeza y su ánimo caía, Duke olvidaba algunas cosas, pues su cabeza parecía estar en otro lugar, la revelación que Ari le hizo lo desestabilizó aún más.

Buscaba la oportunidad para aclarar lo sucedido con Garreth, pero siempre estaba acompañado, esas personas que utilizaba como escudo, en particular a esa joven pelirroja, disminuía la confianza en Duke. Hubo momentos en que pensó, que de espaldas los dos se veían muy bien juntos y eso lo destrozó. Mantenía la mirada baja, como si su buen ánimo se hubiese incrustado en el suelo.

Duke lucía desanimado la mayor parte del tiempo, tanto Ari como Karen eran testigos de ello. La alegría que el pelirrojo desprendía parecía haberse extinguido. Ambos trataban de animarlo, por momentos sus esfuerzos daban resultados, pero tan pronto como Garreth aparecía, la entereza de Duke disminuía. Llegó un punto en el que resultaba fastidioso para Ari, así que se sentó a conversar seriamente con él, recordarle que existía mucho más en el mundo que esa persona en la que concentraba todos sus pensamientos.

—Mi papá me odia, a mi mamá le da lo mismo que me suceda, tú eres un traidor, para Karen no tengo palabras y yo soy un desastre, siento que en cualquier momento voy enloquecer —expresó Duke con la mirada baja.

—Puedes insultarme si te hace sentir mejor, puedes vivir conmigo todo el tiempo que necesites. No eres un desastre, quizá algo molesto, pero te sientes así porque estas en un bache emocional, pronto saldrás y te sentirás mejor —Colocó la mano en su hombro.

—Eres un mentiroso, pero quiero creer en lo que dices.

—También, creo que deberías visitar a tu mamá —sugirió Ari y Duke negó con la cabeza—. Si estás en el fondo, ya no puede ser peor. Si quieres puedo acompañarte.

La realidad pesaba mucho en su cabeza, en su corazón. Sin embargo, Duke accedió a la sugerencia de Ari, su situación estaba cerca de lo insostenible y prefirió apartar por un momento su atención de Garreth. Fue entonces que esperaron al fin de semana para visitar la casa que durante casi toda su vida fue su hogar. El temor lo golpeó de pronto al encontrarse en el pórtico, recordó los malos momentos, la decepción en el rostro de su madre y quiso huir, pero Ari lo detuvo.

Se escucharon pasos acercándose y la puerta se abrió. En el momento en que sus miradas se encontraron, el tiempo pareció retroceder, pues su madre se veía igual que el día en que se fue, pero su semblante era distinto. Sin emitir una sola palabra, ella se acercó para abrazarlo y Duke permaneció inmóvil. Al estrecharlo con fuerza, ella se percató en la diferencia de altura, en el largo de su cabello y lágrimas silenciosas se deslizaron por sus mejillas.

Duke estaba atónito, sentía un gran afecto en la forma que su madre lo envolvía con los brazos, como acariciaba su espalda y los sutiles sollozos que ahogaba en su pecho. Correspondió a su abrazo y cerró los ojos, pues su cuerpo anhelaba esa calidez, ese recibimiento que le fue negado desde que llegó. Después de un momento que pareció ser más largo de lo que en verdad fue, ella se apartó un poco para mirarlo y sonrió.

—Cuando dejaste de llamar, creí que nunca volverías —expresó su madre con los ojos llorosos al acariciar con la mano su mejilla.

—Yo también lo creí —Duke respondió con un nudo en la garganta.

Ella secó sus lágrimas con el dorso de la mano y de inmediato los invitó a pasar. El interior había cambiado, daba la impresión que la vivienda era habitada por más personas que solo su madre. Les pidió que tomaran asiento en lo que ella traía aperitivos, pues deseaba una larga conversación con su hijo. Antes de ir a la cocina, lo tomó por el rostro, se inclinó un poco y depositó un lento beso en su frente. Duke se sentía avergonzado y a la vez dichoso, ya que su madre no solía ser tan afectuosa.

Memorable [BL]Where stories live. Discover now