Memorable [BL]

11.- "Así no estaba planeado"

El joven pelirrojo lo esperaba con emoción desbordante, se movía de un lado al otro con un cosquilleo en sus extremidades por la impaciencia de verlo. Los autos y personas pululaban a su alrededor, sin encontrar en ninguna de ellas la figura que tanto anhelaba ver. Hasta que finalmente escuchó el sonido del vehículo que pertenecía a él. Se quitó el casco, revelando así su largo y oscuro cabello, una parte de Duke esperaba verlo con el cabello de color blanco, a pesar de sus expectativas insatisfechas se quedó mirándolo absorto, el tiempo se detenía cada vez que lo miraba de esa manera. Su ser se transportaba al pasado, a esa época que le gustaba revivir, pero había algo en la mirada de Garreth que lo regresaba a la realidad, algo que lo hacía lucir un poco distinto al que conocía.

—¿Esperaste mucho? —preguntó Garreth al detenerse frente a él.

—Fue eterno, pero valió la pena —respondió el pelirrojo. A pesar de que Garreth había llegado justo a la hora acordada, solo que él se despertó temprano consumido por las ansias de pasar ese día a su lado.

Duke posó la mano sobre su hombro y lo acercó a él, haciendo que se inclinara un poco a su altura. Sacó su teléfono móvil y tomó una fotografía. Quería grabar cada momento, cada imagen, en algo más tangible y seguro que su memoria.

—¿Por qué fue eso? —Sorprendido por la repentina acción del pelirrojo.

—Es que te ves tan bien el día de hoy, bueno, te ves bien todo el tiempo. Creo que tendré que tomarte fotos todos los días de ahora en adelante —expresó con tal entusiasmo que dibujó una sonrisa en el alto joven.

—Tú siempre te ves increíble, pero prefiero verte en realidad y no en imágenes —Acarició con la mano su pálido rostro.

Su mente y su cuerpo se anticipaban a las chispas alimentadas por los gestos y las palabras del fornido joven que formaban emocionantes escenarios de lo que ese día sucedería. El calor en su pecho y las intensas ganas por acercarse, hicieron que Duke pasara por alto el cómodo atuendo que Garreth vestía, así como el lugar al cual se dirigían. Se desplazaron por las principales vías que conducían a los extremos de la ciudad, solo hasta que vio tramos despejados en el camino comenzó a tener curiosidad sobre su destino. Tras un moderado lapso se llenó el paisaje con arquitectura rural, pasaron por debajo de un arco que contenía en un letrero el nombre del lugar. Se sorprendían con la arquitectura, los colores verdes, azules y marrones. Pasearon por las calles empedradas y callejones, admiraban las antiguas casonas de grandes ventanas y balcones. Abundaban los turistas, puestos de artesanías locales, comida y bebidas. Tuvieron la impresión de haber viajado a otro mundo, a pesar de que ese poblado quedaba bastante cerca de su ciudad. Ninguno de los dos había estado antes allí, por lo que todo les parecía llamativo y novedoso.

Lo que más resaltaba en ese lugar era una gigantesca formación rocosa rodeada de una vasta vegetación, algo que veían cada vez más cerca. Se detuvieron en la falda para estacionarse, de inmediato Duke tiró de la manga de Garreth para saciar sus dudas, con la esperanza de estar equivocado, pero para su desgracia no lo estuvo, pues en realidad ese era el punto al que lo llevaba desde el principio. El alto joven pagó ambas entradas, continuaron hasta los puestos que ahí se encontraban para comprar algunas bebidas. El pelirrojo recorrió con la mirada la gran elevación rocosa, desde la punta hasta el camino que se encontraba casi frente a ellos. Tuvo la impresión de que no regresaría caminando, parecía un recorrido sin fin. A pesar de que era media mañana hacía bastante calor y no le agradaba la idea de sudar por hacer senderismo.

Suspiró desanimado, pues en su mente no hubo espacio para una actividad así en su primera cita después de tanto tiempo. Garreth se puso una gorra para cubrirse del sol y se dio cuenta de que Duke no traía una consigo, así que tomó uno de los sombreros amplios que colgaban en uno de los puestos y lo colocó sobre la distraída cabeza del pelirrojo, quien se giró hacia él, de esa forma pudo asegurar el cierre de cordón bajo su barbilla, Garreth aprovechó para acariciar con la mano su pálido rostro y le sonrió complacido por cómo le quedaba la prenda. Las excusas y desánimo de Duke se derrumbaron en ese instante, quizá era una actividad extraña para una cita tan esperada, pero no quería arruinar el momento, todavía menos luego de haber visto su grata expresión. El alto joven pagó el sombrero y las bebidas que guardó en su mochila para ir hasta el sendero principal, un camino angosto y empinado que se volvía cada vez más inestable conforme ascendían. Para fortuna de Duke, solo se permitía el acceso caminando hasta cierta altura y no hasta la cima, aun así, el trayecto de subida duraba poco menos de una hora.