Capítulo 12:

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"De salida casual a cita".

Analizo mi figura frente el vidrio y niego cuando comienzo a ver aquella bruma aumentar, mi figura se desvanece solo alcanzo a diferenciar ese físico que me causo traumas.

—Eres un error, eres horrendo, pareces un ogro con ese cuerpo—me queje empujando mi mano hacia el espejo.

Los recuerdos borrosos de aquellos pesares por los que transite pasando como tira fotográfica por mis ojos las voces resonando en mis oídos las risas, mi llanto, di un paso erróneamente y caigo al suelo.

—Eres un asqueroso gordo Jeon —estrelle mi pie contra el espejo provocando que este se reviente y los cristales broten por todo mi alrededor, por inercia cubrí mi rostro para no cortarme.

Era un maldito error, el aire me faltaba, sentía las paredes achicarse todo me daba vueltas mi llanto desconsolado comenzó seguí pateando el espejo mientras gritaba.

—¡Eres asqueroso así nadie te va a querer, nunca se fijaran en ti!.

Tiré de mi cabello y lo jale desesperado me hice bolita en el suelo y seguí llorando, cubrí mis oídos esperando a que esas voces se callarán, escuchó toques entre bastante ruido, mi madre se hallaba forcejeando la puerta suplicando porque le permita entrar.

El trance en el que estoy me ciega las cadenas imaginarias apareciendo frente mis ojos, siento que con cada segundo me falta el aire, me deje caer de nuevo gritando que nadie me mirará.

Me daba asco pensar en alguien fijándose en mi, era horrible imaginar a alguien a mi lado, todos querían alguien fuerte o delgado, con un físico increíble como si de una persona de revista se tratará.

—¡Jungkookie, tranquilo aquí estoy!—la voz preocupada de mi madre se escucha cerca pero la visualizo bastante alejada de mi.

—¡Déjame!, ¡No me toques, no me mires doy náuseas!.

—No mi amor, no es cierto—la veo romper la unión de mis brazos su actuar desesperado me impacienta niego viendo sus manos escurrir con un líquido que desprendía mi cuerpo, trago duro al sentir como me pega a su pecho y acaricia con frecuencia mi cabello.

La primer ocasión que tuve un episodio de desprecio hacia mi físico fue cuando recién había cumplido diez años, lo recordaba como si la herida siguiera fresca y viva, las palabras que desprendieron de la boca de un grupo de mocosos que reflejaban sus inseguridades en los demás me afligieron toda mi infancia.

Los ojos de mi madre acuosos son los mismos de aquel día, me obligó a levantarme del suelo y me llevo directo al baño, el grifo del agua fue abierto, el líquido cristalino descendiendo por mis recientes cortes, el lavabo pintándose de un tono rojizo.

Mis lágrimas de decepción llegando a mis mejillas, el arranque que tuve me dejaría marcas en las manos y en la mente, siento un beso ser depositado sobre mi sien y levanto la vista; parecía un crío perdido en un centro comercial, una vez se asesoró de que no quedará mancha o rastro de la sangre resopla, toma el botiquín y saca banditas de colores.

Sabía que estaba enfermo y solo me enmascare en la apariencia de un chico alegre y confiado, me sentía desnudo, seguro ella me odiaba, tomó doble turno durante un tiempo para pagar un psicólogo para mí y yo tenía una recaída de nuevo; me desagradaba sentirme miserable y escaso de amor propio, apartó la mirada avergonzado por causarle este tipo de conflictos a ella.

Mi pequeño alumno♡|• ᵀᴷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora