Capítulo 4:

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"Celos"

•Taehyung•

Llegué a mi casa donde me esperaba Hoseok, mi mente ya me había planteado infinidades de escenarios en los cuales terminaba enredado en las sábanas de mi cama "arreglando" el problema que nacería por el retrasó.

Metí la llave correspondiente y le di vuelta, la lluvia aún caía con la diferencia de que ahora estaba más tenue que hace un rato, deje mis cosas sobre el perchero y saque los zapatos húmedos justo cuando dejaría la mochila sobre el suelo sentí una mirada, era Hoseok, alce la mía chocando con aquellos orbes claros, al parecer está muy molesto porque llegue un poco retardado en verdad tenía que ayudar a Jungkookie, no era algo agradable dejarlo en la lluvia pese a ser que me insistió demasiado en irme.

Jungkookie, así le diré de cariño algo no formulaba coherencia en mi interior, era un alumno, cruzar esa línea era peligroso, no mentiría, desde esta mañana que lo ví en el café algo de él me atrajo quizá fue su timidez o forma tan especial de hablar, no lo sabía, desconocía la verdadera razón de dicha atracción.

—Treinta minutos tarde Kim, ¿En dónde diablos te metiste?—la voz de mi esposo me devolvió al mundo, su tono molesto me inmutó unos cuantos minutos no tenía alguna excusa coherente que dar lo mejor era decir la verdad.

Aunque esté no era el caso, no conociendo a Hoseok, él era capaz de descubrir detalle a detalle lo que sucedió y sacaría mil teorías de donde no existían, forme una ligera mueca y camine lentamente hasta donde se encontraba.

—Lo que sucede es que estaba muy fuerte la lluvia y me quedé sin gasolina—dije deteniendo mi andar a unos cuantos pasos de él— tuve que pasar a llenar el tanque tranquilo, amor.

El suave tono con el que hable me calmo un poco, mis nervios estaban más que altos no quería acabar con él en una noche de "pasión", era extraño, debía quedarse con aquella excusa absurda si o si.

Lo observé escanear mi cuerpo desarrolle un temblar, los bellos se me erizaron, su mirada fue en son de desagrado, busco lentamente hasta que lo ví dar unos cuantos pasos a mi, acortó nuestra distancia, no lo entendía, la respiración se me congeló cuando estiró su mano a mi hombro, su toque quemó, la tranquilidad que encontré hace unos minutos se esfumó, se acercó hasta donde se hallaba la mochila que llevaba al trabajo y justo del lado de la red de la botella de agua lo ví sacar un papel bien doblado.

Era hombre muerto, aunque no ejerciera violencia en mi persona las palabras que llegaba a soltar dolían peor que los golpes, lo ví suspirar y regresar a mi.

—Vamos Kim, que tus mentiras se las trague tu mamá traes un número de celular saliendo de tu mochila, ¿qué a caso crees que nací ayer?, vete al demonio, no sé en que puto momento acepte toda esta mierda de casarme con una persona como tú—espeto estrellando el papel contra mi pecho solté un jadeo molesto dejando que el pedazo de hoja se cayera.

"Mierda, ¿Cómo llego ahí?"— pensé intentando recordar algún momento en el que no estuve cerca de la mochila, ni siquiera tenía idea de cuanto tiempo podía llevar ahí—Es el número de la directora del plantel no te enojes, cariño, sabes que soy incapaz de engañarte—intente tranquilizarlo pese a ser que los nervios seguían incrementando.

—No sé si creerte, eres tan distante y distraído conmigo que no te creo nada—nego dejando ver un puchero, ¿Por qué siempre buscaba la forma de hacerme sentir culpable?.

Debía tener un problema o algo que me impidiera darle los tratos que él me daba, a pesar de que sabía que cada una de las palabras dichas eran una mentira elegía darle la razón, estaba jodidamente mal.

—Perdona amor, el trabajo me ocupa mucho—le sujete de la cintura intentando alcanzar sus labios este ladeo el rostro rechazando me una vez más, el mismo cuento de nunca acabar— que te parece si te hago de comer y vemos una película ¿si?

—Las cosas no son tan fáciles Kim, no sé que te pase pero las cosas no van bien—se alejo de mi y dió pasos en retroceso.

No era necesario rogarle, ¿Por qué?, Era malditamente infeliz estando por él, no le encontraba lógica a intentar arreglar un problema tan nulo como el que se presentaba ahora, siempre era yo quien arreglaba todo pese a ser que era él quien buscaba hasta el mínimo error para hacerme sentir mal.

—Hoseok te juro que no te engaño—negue yendo tras él, busque de nuevo sus labios, insistiendo porque todo esto se quedará en el olvido con solo un choque sin sabor de labios.

—¡Ay, que no!—la molestia en su voz se notó, lo ví suspirar antes de que se fuera lo sujete de la cintura y de la mejilla.

—Perdóname amor—lo besé lento buscando su respuesta rodeé su cuello acortando más la distancia, ladeó mi rostro buscando profundizar el roce de nuestros belfos, éste no lo dudo más y accedió, él al haber aceptado ese beso sello un pacto donde daba por entendido que  me perdono o al menos eso creo.

No tenía una jodida idea de donde salió el número que tanto me peleó, ahora solo me dediqué a besarlo sus manos se centraron en mi cintura, me pegó más de lo debido forzando un choque de nuestras entrepiernas no pude evitar soltar un jadeo, aquél salió con un nombre que no tenía nada que ver, me quedé quieto tras haber soltado ese "Jeon" como jadeo, lo sentí empujarme y solo quise hundirme entre el suelo en ese instante.

La había súper cagado.

—¿Qué mierda es lo que dijiste?—la molestia en su voz se sintió, lo ví levantar una mano y antes de que está se estrellara en mi mejilla lo detuve.

—No se te ocurra levantarme la mano de nuevo en tu puta vida—le empuje la mano molesto, me aleje de él, algo me pedía salir de ahí.

Esto no era sano, no estaba bien, me haría daño.

—¡Eres un estúpido Taehyung!—lo sentí sujetar mi cuerpo con brusquedad antes de que diera un paso para alejarme de él me soltó una bofetada—¿Con cuántos te has revolcado?, ¿Qué acaso aquí no te sientes lleno o qué?, Eres un idiota en toda la extensión de la palabra, inútil hasta para fingir en un estúpido matrimonio de mierda y dile a ese tal Jeon que no te deje el olor a su perfume.

—Hoseok, amor ven— fui tras él sintiendo mi mejilla arder y las lágrimas recorrer estás llegando a mis labios dejando amargura por donde pasaban.

Jamás había permitido el abuso en una relación, aquí estaba dejando pasar tantas cosas que me dejaban cicatrices profundas, estando delante de nuestra habitación golpee la puerta aún sollozando la garganta me dolía, la cabeza me daba vueltas no quería sentirme ahogado.

—Amor, puedo explicarte, ábreme por favor—segui llorando aún intentando entrar a la recámara.

—No tengo nada que escucharte, ¿Ahora con que estupidez me saldrás?, ¿Tanto te cuesta aceptar que la cagaste?—aquellas palabras me hirieron yo podía ser hasta un maldito fumador adicto pero jamás infiel.

Ni siquiera sabiendo que estaba casado por obligación.

Mi pequeño alumno♡|• ᵀᴷWhere stories live. Discover now