9. Venganza

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Oyó como si una voz le susurrara. En efecto, era una voz, susurrante, como un silbido. Y, de repente, una sombra apareció, atemorizante. De ella provenía la voz...

Louis lloraba desconsolado. El pensamiento de no poder volver a ver a su hijita, le llenaba de tristeza.

¿Qué había hecho él para merecerse aquello?

Al llegar a casa, encontró a Linda. Su mujer estaba sentada en una mesa de escritorio, con las manos apoyadas en la cabeza, y lloraba, como él.

Cuando notó la presencia de su marido detrás suyo, se abalanzó sobre él llorando desesperada.

Louis la abrazó y notó como su cuerpo se convulsionaba al llorar.

- ¡¡Se ha ido!! ¡¡No va a volver, Louis!

Su marido, casi tan desconsolado como ella, intentaba sin mucho éxito tranquilizarla dándole golpecitos en la espalda.

Realmente aquel era el peor día de sus vidas.

-¿Quién coño le podría hacer algo tan horrible a una criaturita como Wendy? ¡Solo tenía dos años!

Louis cambió su habitual risueño rostro a uno serio.

- La policía ya lo sabe, cariño. Sea quien sea el culpable de este secuestro, lo encontraremos...

Besó a Linda. Un beso que sabía a lágrimas. Las lágrimas de ambos que se habían fusionado al sentir la misma tristeza por la desaparición de Wendy.

Wendy era tan buena hija...

La querían como nada más en el mundo.

El amor incondicional que sentían aquellos padres por su hija, no se podía comprar con nada.

Y, ahora, sin Wendy, estaban desolados.

¿Qué sería de ellos a partir de ahora? ¿Sin ver aquellos ojitos despiertos cada mañana? ¿Sin ni siquiera poder hacer sonreír a la chiquilla? ¿Sin oír su vocecita diciéndoles "papá" y "mamá"?

No sabían a lo que se estaban enfrentando a partir de ahora.

Pero si de algo estaban seguros Louis y Linda era de que cuando encontrasen al culpable, buscarían venganza.

***

Los ojos de Dorothy se abrieron lentamente.

¡Se había quedado dormida! ¡Justo antes de que Mia acabara su conversación con James!

¿.Qué habría pasado con Fregoneti y con el otro chico?

Dorothy se giró bajo las sábanas de su cama, y, comprobó que su amiga yacía dormida en la cama de al lado.

Mia sí que era una buena amiga. Podía pasarte cualquier cosa, que ella siempre estaría a su lado pasara lo que pasase.

Y ella había decidido por iniciativa propia quedarse a dormir en el piso de Dorothy, para no dejarla sola.

Para que no sufriera más de lo que ya había sufrido.

Y, es que Dorothy pensó que lo bueno de que le pasaran cosas tan horribles, era que su mejor amiga estaría siempre al otro lado del camino para ayudarla y consolarla.

Mia se movió y se desperezó estirando sus brazos.

-Buenos días, campeona- le dijo Dorothy levantándose de su cama y sentándose sobre la de Mia.

Mia la miró con ojos perezosos y le sonrió.

- Igualmemte, Dorothy.

La mirada de Dorothy insinuaba algo. Sus ojos la miraban expectante, como si fuera un perrito que estuviera esperando su galletita.

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