xii.

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Horas después de estar caminando por una de las bibliotecas de la casa, me aburrí, pero no solo eso, estaba llena de más preguntas, pero nadie de la casa estaba para responderme. Solo sabía que el único que estaba era Timothée y estaba segura que me iba a mandar a la mierda, por eso tal vez podía seguir el consejo de Jasmine.

Salí de la biblioteca con un libro en la mano y vi a Seis parada en la pared del corredor. Me sobresalté.

—Me asustaste —le dije con la mano en el pecho—. Necesito un favor.

—Aquí estoy para servirle, señorita Welton —me dijo agachando la cabeza.

—Llévame al cuarto de Timothée, por favor —le pedí.

—Si me permite preguntarle por qué —dijo ella.

Fruncí el ceño.

—¿Me está escuchando mientras te hablo? —le pregunté.

Su cara cambió a una sonrisa de lado. Yo rodé los ojos.

—¿Qué vas a saber tú, mortal?

¿Quién más me llamaría "mortal" de forma denigrante?

—Necesito algo de él —le dije.

Seis se me quedó mirando, pero después asintió con la cabeza y dio media vuelta.

Subimos unas escaleras que no había visto antes y paró frente a una puerta negra.

Estaba a punto de tocar, cuando la puerta se abrió inmediatamente.

Timothée estaba vistiendo todo negro, justo como cuando lo vi en la mañana, pero ahora su cabello estaba más despeinado.

—¿Qué pasó, mortal? —me preguntó.

—¿Desde hace cuanto te "convertiste" o lo que sea? —puse mis manos en la cintura.

—¿Qué te importa?

—Tuvo que ser hace mucho como para que te creas tanto—le dije—. ¿Sí puedes salir al sol o empiezas a brillar?

Timothée rio y negó con la cabeza.

—¿Para qué me necesitas? —preguntó.

—¿Cómo consigo hablar con alguien al que no espíes? —le pregunté.

—Diría que solamente fuera del muro, pero no me quiero arriesgar a que Vrom me mate, así que vas a tener que ponerte a leer o algo —dijo Timothée.

—Hablo en serio —le dije.

—¿Para qué quieres hablar con alguien? —se cruzó de brazos y recargó su hombro en el umbral de la puerta—. ¿O quieres hablar conmigo?

Rodé los ojos y di media vuelta.

Empecé a caminar lejos.

—Oye, tú —me habló.

Volteé hacia atrás y él levantó su dedo de en medio, haciendo el mismo gesto vulgar que yo le había hecho esa noche con los Gammas. Yo le devolví el gesto con mis dos manos.

Estúpido.

—¡Alessa, espérame! —me dijo Seis y corrió hacia mí.

Ya estaba escaleras abajo y la volteé a ver. Tenía la sonrisa de Lola, ya no era Seis.

Solté una carcajada y caminé hacia la puerta. La abrí y al fin pude sentir el aire fresco después de días encerrada. Cerré los ojos con una sonrisa.

—¿Para qué me necesitabas? —me preguntó Seis... Lola... no sabía qué pasaba.

—Soy Lola, te juro que saqué a Timothée de mi mente por un rato—dijo ella—. A veces Kiernan me ayuda a hacerlo. Ahorita ha de estar mirando por la ventana enojado.

The Others » timothée chalamet Where stories live. Discover now