ii.

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Reese durmió conmigo esa noche. Mi hermana se la pasó llorando de camino a nuestro departamento y no dejó de repetirme lo equivocada que estaba al creer que nuestro papá ya estaba bien. Por mi lado, yo no podía dejar de recordar esos ojos suplicándome algo y sus labios repitiendo una y otra vez el nombre de mi tía.

Según tengo entendido, Cassidy Welton se quitó la vida hace alrededor de 20 años, cuando tenía 17. Su cuerpo fue encontrado sobre su cama y con dos cortadas en sus muñecas, desangrándose. Al parecer mi padre había sido el que la había encontrado y nunca se pudo recuperar de ese trauma.

Conoció a mi mamá cuando entró a la universidad y parecía un hombre completamente normal. Mi mamá admite que nunca vio nada diferente en él, que era una persona muy inteligente, noble y honesta. Ese era el papá que yo conocía antes de que pasara lo de aquel actor famoso de aquel tiempo.

Reese y yo corrimos a nuestra primera clase. Este semestre tratamos de hacer que nuestros horarios coincidieran, primordialmente por las veces que compartíamos el carro.

Reese y yo no éramos diferentes únicamente en nuestro físico, sino también en lo que estudiábamos. Nuestras carreras eran como nosotras; diferentes, pero no tanto. Yo había entrado a filosofía y letras, mientras que ella había decidido entrar a pre-law.

Mi primer periodo de clases me la pasé con Rachel y Austin, dos de mis mejores amigos desde que llegué a NYU, mientras que las últimas clases estuve con Clare, una compañera que apenas había conocido un semestre atrás.

Tomamos el almuerzo en una de las cafeterías fuera de nuestro edificio, cuando nos encontramos a un cúmulo de chicas de nuestra edad.

—A ver, adivina quién es esta vez —rio Clare con la cuchara de nieve en su boca—. Yo digo que es Emma Stone.

—Nah, tiene que ser hombre —le dije, aún mirándolas a todas—. Me dijeron que vieron a Post Malone la semana pasada, igual y regresó.

—True, true —dijo Clare riendo.

Sentía como si hubiéramos pasado en cámara lenta. Mis ojos atravesaron a cada una de las estudiantes de mi universidad, hasta llegar al único hombre entre ellas. Cabello rizado y oscuro. Alzó la mirada y nos recorrió a Clare y a mí. Poco después, regresó a las que estaban con él, como si fuéramos las personas más insignificantes del mundo.

—Ja, Timothée Chalamet —se burló Clare.

—Creía que eras fan —le dije a la morena que estaba a mi lado.

—A veces —admitió—. Solo de algunas películas.

—No he visto ninguna —confesé.

—Estás loca —negó con la cabeza.

En ese momento, me llegó la llamada que hubiera preferido no tener jamás. Así como mi mundo había estado en cámara lenta unos segundos atrás, ahora sentía cómo se estaba pausando. Tiré mi helado al suelo y puse mi mano sobre mi boca.

No sabía cómo Reese y yo habíamos llegado tan rápido al hospital. Normalmente hacíamos una hora, esta vez hicimos solo hicimos la mitad. La madre Stewart fue quien nos recibió, como siempre, pero esta vez, el cuerpo de nuestro padre pasaba frente a nosotras. Estaba con los ojos cerrados, se veía en paz, tranquilo. Reese me abrazó con fuerza y empezó a llorar, pero yo no pude evitar ver dos cortadas en sus muñecas. Abracé a Reese con fuerza, aún en shock.

Nuestra mamá llegó corriendo hacia nosotras y nos abrazó con fuerza. Reese le correspondió el abrazo y yo aún no dejaba de ver hacia la nada.

The Others » timothée chalamet Donde viven las historias. Descúbrelo ahora