El regalo del Príncipe heredero

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- ¿Cómo se encuentra ella?

Por alguna extraña razón, su pregunta le inquietaba.

-.... Se encuentra perfectamente bien- respondió Carsein no muy dispuesto a compartirle información sobre Aristia.

- Ya veo- murmuró Ruvellis pensativo.

- ¿Por qué lo preguntas?- fue directo.

Su primo ya no parecía odiar a la muchacha de cabello plateado, pero eso también le estaba molestando de alguna manera.

-.... Simplemente por curiosidad

El pelirrojo apretó sus dientes.

No, no era curiosidad.

Eso era interés.

- ¿Acabas de interesarte por ella?- bufó incrédulamente.

La mirada de Ruvellis se volvió aguda.

- Sir Carsein, no necesita ponerse tan a la defensiva, sólo ha sido una inocente pregunta- dijo.

- Lo siento, su alteza. Es que es extraño que se interese por su anterior prometida- el mencionado hizo su intento de disculpas.

El Príncipe heredero se sonrojó un poco ante las palabras de Carsein, en vez de molestarse.

Y su reacción había sido como un balde de agua fría cayendo sobre la cabeza del pelirrojo.

- Bueno- Ruvellis aclaró su garganta- Sólo quería ver cómo le estaba yendo a ella, después de todo, ha sido mi prometida durante años

- ¿No tienes asuntos que atender con mi padre, su Alteza?

- Sí, tienes razón. Pero me encargaré de ellos más tarde- respondió el muchacho de cabello azul con una fingida sonrisa.

- Un futuro emperador no debería de hablar de ese modo- le aconsejó.

- De todas formas.... ¿Puedes decirme qué le gusta a Lady Monique?- el príncipe desvío su mirada con vergüenza.

- ¿Y tú por qué quieres saberlo?

Ruvellis le dio una mirada molesta antes de fruncir nerviosamente sus labios.

- Quería agradecerle por ayudar a Lady Jieun en el banquete- declaró con fingida seguridad.

Carsein apretó más sus dientes.

No era el momento para que se enamorara de Aristia.

Con fuertes pasos, el pelirrojo se estaba preparando para dejar solo al príncipe.

- Si me disculpa, su Alteza. Me retiraré- dijo sin un poco de respeto hacia el mencionado, quien le siguió por el rabillo de su ojos.

- Todavía no me ha dicho qué cosas le gustaban a Lady Monique, Sir Carsein- le recordó Ruvellis.

El ojo de Carsein se crispó y se giró para mostrarle una expresión horrorosa al príncipe.

- Lo siento, lo he olvidado- es excusó- ¿Sabes qué le gusta a Aristia? Le gusto yo

Porque Aristia realmente le apreciaba, él... Él no estaba seguro de si ella le amaba, esperaba que lo haga pronto, pero era claro que a la muchacha le gustaba como un gran amigo, y un gran maestro.

- Esa es una interesante declaración, Sir Carsein

El mencionado volvió a la realidad.

- ¿Sabes? Aristia ha sido tu prometida durante años, pero no conoces nada acerca de ella, no crees que eso es tu culpa?- Carsein estaba molesto.

El caballero de la emperatriz abandonadaWhere stories live. Discover now