36. Después del Caos

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La voz de Edric resonó más fuerte en el ambiente, ya la había encontrado. Sus ojos alarmados primero la miraron de arriba a abajo; estaba asegurándose de que estuviera bien. Luego, sin despegar la mirada de la suya, se acercó pidiendo oportunidad, pidiendo -antes del caos- ser escuchado.

¿En eso lo había transformado?

¿En un chico que camina a su alrededor con miedo de que explote sobre él?

No lo había notado.

Si no eres capaz de luchar por él, entonces déjalo ir.

Ese solo pensamiento comprimió su pecho con dolor. Ella no quería dejarlo ir.

-Bruja -susurró llegando a ella sin tocarla-, te busqué por todos lados -confesó.

¿Cómo podría dejarlo ir?

Él era más que un capricho incumplido de niña.

Él era paz luego de las tormentas.

Él era su roca, su apoyo, su mejor amigo.

>> Sé lo que viste allá adentro -le dijo, había sangre seca en sus nudillos, en su ceja y su labio superior. Tenía el pómulo rojo e inflamado, pero aún lucía como si nada importara más que ella-. Tenemos que hablar, ¿de acuerdo? Todo esto tiene una explicación.

Tomó el rostro de la pelinegra entre sus manos, Artemis lloraba y él no podía sentirse más desesperado por eso.

-Edric...-intentó decir algo, este la calló con un susurro.

-No digas nada antes de oírme -le pidió-. Te prometo que nada pasó, ella y yo...

Él era la referencia de amor más puro y bonito que alguna vez conoció.

Entonces insistió:-Edric...

Volvió a callarla.

-Yo jamás te haría algo como eso, bruja -susurró con los ojos fijos en ella, sin titubeos ni remordimientos.

Cerró los ojos y respiró.

Ella no quería, ni estaba dispuesta, a dejarlo ir.

Entonces sabía lo que tenía que hacer.

Abrió con necesidad sus ojos disonantes y capturó su atención, sujetó el rostro del chico entre sus pequeñas y pálidas manos, justo como él sostuvo el suyo hasta hace un momento. Antes de que este pudiera seguir dándole explicaciones, se acercó lo suficiente y lo besó.

Ella quería merecerlo.

Iba a pelear por eso.

-Te creo -le dijo cuando se alejaron a tomar aire tras el beso. Él la miraba con alivio y sorpresa-. No tienes nada qué explicarme. Si me dices que entre ustedes todo ha terminado, entonces te creo.

Porque lo creía, a pesar de todo lo que pudo haber visto y negado a aceptar, creía que Edric jamás le haría daño.

La voz de Katherine ya no sonaba más en su cabeza.

Edric la besó nuevamente antes de preguntar:-¿Estás segura?

Ella rió suavemente y asintió con la cabeza.

En aquel momento nada le importaba más que estar a su lado. No necesitaba excusas ni disculpas. Ya no más.

Las palabras de Alan habían calado fuertemente en su mente.

-

Artemis salió del baño vestida únicamente con una camiseta de Edric, la cual llegaba un poco más abajo de sus glúteos, y secaba su cabello con la toalla.

#1 | Boulevard de los Corazones RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora