SEVEN. Capítulo XXVII

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Cuando JungKook despertó, lo hizo sobresaltado, confuso, sin saber donde se hallaba

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Cuando JungKook despertó, lo hizo sobresaltado, confuso, sin saber donde se hallaba. Miró alrededor y no vio nada, estaba a oscuras, trató de concentrarse y llamar a su alfa pero, con terror, descubrió que no podía, no podía escuchar a TaeHyung ni podía sentirle ¿O tal vez era el propio TaeHyung quien, por algún motivo, no podía escucharle? No, aquello no podía ser porque, si TaeHyung había dejado de oírle, de sentirle, sólo podía ser por una razón y Kim TaeHyung no podía estar muerto, de lo contrario, él lo sabría. Lo sabría y ya estaría muerto. Algo le había pasado. Estaba seguro de ello y, es más, estaba seguro que TaeYeon tenía algo que ver.
Pensó en lo sucedido con anterioridad, aquella bruma, TaeYeon y… MiYoung. ¡Había sido ella! Ella tocó su frente y dejó de escuchar a TaeHyung. Luego TaeYeon le golpeó y, cuando despertó, estaba allí. Sintió furia en todo su cuerpo. Nadie le hacía aquello a él y a su alfa.
- Aguanta mi amor… no sé cómo, pero yo te salvaré.
Y, mientras JungKook golpeaba como un loco las paredes, buscando una puerta, una salida, el propio TaeHyung se estaba volviendo loco de verdad.
- TaeHyung…- empezó JiMin.
Todos corrían en dirección a TaeHyung que gritaba en medio del campo.
- Él… él…
TaeHyung no tenía palabras, no podía expresar lo que le pasaba, no podía estar más desesperado, necesitaba a JungKook a su lado porque simplemente estaba aterrado, en un momento le sentía y al momento siguiente dejó de hacerlo. Estaba tan aterrado porque fue como si alguien hubiera apagado su conexión y sabía lo que aquello significaba. Y no podía hacer frente a aquello. Necesitaba verle, confirmar que nada le había pasado, pero mientras más necesitaba a JungKook menos cuenta se daba de lo que TaeYeon estaba empezando a hacer en todos y que crearía graves consecuencias.
- TaeHyung…- empezó YoonGi.
- He dejado de sentirle- dijo, agarrándose a la ropa de YoonGi- es como si… como si…
No podía decirlo, simplemente no podía decirlo.
- Se lo habrá llevado a Saint Fall- dijo NamJoon- si está allí, es posible que no le sientas porque…
- ¿Y QUE CREES QUE HARÁN CON ÉL ALLÍ?
Todos se quedaron en silencio ante el arrebato de TaeHyung.
- Hermano, sé que estás desesperado, pero no nos rendiremos, esto es obra de ella- dijo YoonGi, con calma- ella no se arriesgaría a matar a JungKook, sabe lo que supondría eso…
- ¿Cómo lo sabes?
No lo sabía, YoonGi no lo sabía, simplemente deseaba que fuera así. Así pues, se pusieron en pie y salieron rumbo a Saint Fall. Allí la matarían, lo tenían claro.
- Reuniremos a los ejércitos, os escoltaremos- dijo GaJoon.
- Si encontráis a JungKook, ponedle a salvo- dijo TaeHyung.
- Los halcones peregrinos son los más veloces- dijo Gina- si salen ahora, estarán en minutos en Saint Fall. Id vosotros, os recogerán por el camino.
- Convoca a las tropas, Gina- dijo GaJoon- y no sólo a tu ejército, sino a los soldados de los clanes Wu, Huang y Zhang. Si sobrevoláis el clan Seo y llegáis a Saint Fall, esa manada de vampiros irán por vosotros.
- Es la guerra- dijo HaNeul.
Así pues, las chicas se separaron, se transformaron y fueron derechas al reino de los Wu donde los ejércitos, cada vez mayores, estaban reunidos y descansando. Los chicos se transformaron y fueron rumbo a Saint Fall.
- Necesitamos hablar con los líderes- dijo GaJoon. Una por cada especie y cada clan se acercó- se han llevado a JungKook, es muy grave. TaeHyung no puede sentirle. NamJoon cree que ya está en Saint Fall, necesitan a los halcones peregrinos, son los más veloces. El resto… debemos ir a la guerra en la frontera del clan Seo con Saint Fall.
- ¡Nosotros les ayudaremos! ¡Somos águilas! ¡Podemos ayudaros a llegar a las frontera del clan Seo con Saint Fall!
- Contad también con nosotros- dijo la mujer que lideraba a los quebrantahuesos.
- Ellos son siete- dijo GaJoon- sólo siete halcones deberían partir ya con ellos. Gina, tú conoces a éstos soldados mejor que yo.
Gina seleccionó con meticulosidad a los siete soldados que llevarían a los chicos y éstos salieron por la ventana.
En el momento en el que TaeHyung vio a siete halcones volar sobre sus cabezas, aulló y seis de ellas descendieron hacia la altura de ellos, los chicos volvieron a su forma humana y, de un salto, subieron a lomos de aquellas halcones enormes. Desde las alturas, vieron a sus pies como manadas de leones, tigres, cebras, incluso elefantes, jirafas y otros animales como monos y varias bandadas de pájaros se dirigían a Saint Fall. Y, cuando llegaban a la frontera con el clan Seo, todos volvían a su forma humana y subían de un salto sobre los pájaros y se perdían en los cielos.
TaeHyung trató de no llorar, pero no pudo. Todas aquellas personas estaban arriesgando sus vidas porque creían en lo que hacían y porque también querían recuperar a JungKook.
HaNeul y GaJoon iban a la cabeza. HaNeul estaba preocupada por GaJoon, no debería haber venido en su estado, podría perder al bebé, pero sabía que no podía quedarse esperando mientras el resto arriesgaban sus vidas luchando y menos estando JungKook en peligro.
A las pocas horas, se acercaron a Saint Fall y, desde el aire, pudieron ver las resistencias. Allí, el final del Clan Seo y principio de Saint Fall se alzaban legiones y legiones de vampiros en medio de un bosque frondoso, esperándolos.
Las águilas y los halcones alzaron aun más el vuelo, perdiéndose entre las nubes y los chicos sintieron que les faltaba el aire, sus extremidades comenzaron a entumecerse y helarse, se sentían demasiado débiles.
YoonGi miró a JiMin, queriendo ver su rostro para reconfortarse, pero el chico comenzaba a tener escarcha en el pelo y parecía estar a punto de desmayarse. TaeHyung sólo tenía en la mente a su omega y el hecho de que, si caía, no le salvaría. Bufó, tratando de eliminar la neblina que se acumulaba en su mente causa de la falta de oxígeno.
Jin, por su parte, se centraba en su cachorro y en GaJoon, en cómo le pediría matrimonio, en la familia que tendrían. Aquello estaba acabando, lo sabía, lo intuía, no iba a fallar ahora.
HoSeok, por su parte, estaba igual que Jin. Había encontrado al amor de su vida, iba a ser padre, no iba a dejar a Gina sola con su cachorro sólo por una mala caída, no iba a abandonar a TaeHyung en su peor momento, no lo iba a hacer.
NamJoon, por su parte, trataba de no pensar que HaNeul estaba allí abajo, que había sido ella quien había ayudado a reunir los ejércitos y que tendría que luchar. HaNeul no luchaba, ella no era como GaJoon. Ella no luchaba.
De pronto, las nubes se volvieron menos densas y todos pudieron respirar pero se sintieron más débiles: habían llegado a Saint Fall, estaban rodeados de piedras lunares.
El águila que llevaba a Jin, se desvió y bajó en picado, cogió algo en el pico y volvió a ascender. Un graznido lejano guio a los halcones hasta una fortaleza que parecía desierta. Cuando todos pusieron los pies en el suelo, el halcón que llevaba a Jin escupió lo que había cogido en las montañas: una piedra lunar.
YoonGi la cogió, protegiendo su mano con un pañuelo y la metió en un saquito.
- Yo la llevaré- dijo.
- Pero…- empezó JiMin.
- Tú deberías ir con TaeHyung a buscar a JungKook- interrumpió YoonGi.
- El resto nos encargaremos de TaeYeon y su séquito hasta que lleguéis- dijo NamJoon.
- Séquito que ahí viene- dijo SeokJin.
Varios lobos llegaron corriendo y Hoseok, SeokJin, NamJoon y YoonGi pelearon con furia para dejar vía libre a TaeHyung y JiMin para comenzar a descender en aquella fortaleza.
Mientras el resto de la manada luchaba y planeaba su salvación, JungKook planeaba su propia escapatoria pero, mientras seguía golpeando sus manos contra las paredes, más desesperado se encontraba, hasta que una luz proveniente del techo, bañó toda la estancia. Aquella enferma lo había metido en un zulo. Una escalera descendió hasta el suelo y una voz grave y fría se escuchó desde arriba.
- TaeYeon quiere verte.
JungKook no quería verla, pero era el único modo de salir de allí. Así pues, obedeció. Subió y un hombre, un tigre con gruesos guantes en las manos, le puso un collar de acónito. Cayó al suelo sin poderlo evitar y se arrastró por donde el hombre lo guiaba.
- Aquí está- dijo.
- Retírate… pero quítale el collar.
Cuando le quitaron el collar, JungKook se sintió más despierto, pero dolorido, sentía que la zona donde lo había tenido ardía.
- Me has causado muchos problemas- dijo TaeYeon.
- Yo sólo quiero casarme con TaeHyung y darle cachorros.
Una bofetada resonó en la estancia y a JungKook se le saltaron las lágrimas.
- ¡Yo también quería esa vida! ¡Pero si yo no pude tenerla, él tampoco la va a tener!
- Pero… podrías haber rehecho tu vida…
- ¿Ah sí? ¿Tú vivirías sin TaeHyung?- preguntó y JungKook calló. La respuesta era evidente- es un dolor demasiado fuerte para morir el que se siente cuando perdemos a nuestra pareja predestinada, pero nuestra raza está hecha para sobrevivir a todo, por eso maté a nuestros padres. Estoy segura que un alfa normal en mi situación hubiera muerto.
- ¡No puedes cambiar lo que ha pasado!
- ¡No! ¡Pero TaeHyung estuvo años y años atormentándome! ¡Diciéndome que debía superarlo!- respiró hondo y su voz se serenó- en verdad, esto no es por ti, estoy segura que, en otras circunstancias nos hubiéramos llevado bien, hubieras sido un hermano para mi al que querer y proteger, pero debo demostrarle a TaeHyung que se equivoca y que, si tú mueres, él estará igual.
- ¿Así que eso es todo? ¿En eso basas toda ésta locura? ¿Demostrarle a TaeHyung que estaba equivocado?
- Demostrarle que, si te hubiera dejado ir aquel día en el bosque, tú no hubieras tenido que pasar lo que vas a pasar…
- Como que…
TaeYeon sonrió y aquella sonrisa le dio más miedo que cualquier otra cosa. Sin embargo, la mujer salió y entraron tres alfas.
- ¿Qué os ha dicho?- preguntó JungKook, con miedo.
- Tenemos que obedecer- dijo uno que llevaba el pelo rubio.
- No. Eso no es así, mi alfa…
- Ella nos ha dicho que tú ya no tienes alfa- dijo el alfa castaño que, en comparación con los demás, era el de menor tamaño y parecía muy dudoso con todo aquello.
- ¡Mentira! ¡Él vendrá!- dijo JungKook, aterrado.
- ¡Él no va a llegar a tiempo!- dijo el alfa pelinegro. Era más grande que NamJoon y parecía el más violento.
JungKook tomó aire, sabía que no iba a salir de allí sin pelear, pero estaba dispuesto a morir luchando, es más, estaba dispuesto a no morir.
El alfa rubio se acercó a él y se atrevió a sujetarle del cuello, un solo golpe en la entrepierna y otro en la nuca bastó para dejarle en el suelo, inconsciente. Era una suerte que JungKook hubiera crecido rodeado de alfas, sabía donde golpear para dañar de verdad, era algo que JiMin y NamJoon se habían esforzado en enseñarle a conciencia desde que se presentó como omega.
Vio al alfa castaño y éste dio un paso atrás, parecía tan dudoso de atacarle. Probó un diálogo con él sin perder de vista al alfa pelinegro.
- Yo no quiero hacerte daño- le dijo, de corazón, mirándole a los ojos- juro que no te dañaré si no te acercas, le diré a mi alfa que no me hiciste nada, sé que te perdonará porque lo ha hecho con otros. Lo juro, no te dañaré si no me dañas.
El alfa castaño miraba al pelinegro con miedo y luego a JungKook.
- No tomes una mala decisión- imploró JungKook.
- ¡Tienes que obedecer!- bramó el pelinegro.
Aquel alfa se lanzó sobre JungKook, lo empujó contra la pared y llevó sus manos a los pantalones de JungKook. En aquel momento JungKook supo el castigo que TaeYeon tenía preparado para él. Sólo había algo que enloquecería a TaeHyung casi tanto como la muerte de JungKook: el saber que fue abusado.
- No puedes hacerlo- dijo, tratando de zafarse- yo tengo un alfa. Llevo su marca.
- Él llegará tarde. Su marca dará igual… si pongo la mía encima…
JungKook sintió la bilis en su garganta cuando el alfa lo lanzó al suelo y bajó su pantalón junto con su ropa interior. Se sintió humillado, como una muñeca en manos equivocadas, no podía creer que aquello estuviera sucediendo. Pataleó, no iba a rendirse.
Sintió un golpe muy fuerte en su cara y quedó desmadejado. Lo siguiente que notó fue como era despojado completamente de sus pantalones y su ropa interior. Sentía su completa desnudez de cintura para abajo, trató de taparse, trato de moverse, de seguir pataleando y recibió otro golpe, ésta vez en las costillas y luego otro, también en la cara.
- Sujétale- gruñó el alfa, quitándose el cinturón.
El otro alfa, que había estado observando, horrorizado, se acercó a JungKook ante aquella orden directa a su persona y le sujetó de los brazos.
- ¡NO!- gritó JungKook, llorando- ¡ESTO NO! ¡TAEHYUNG! ¡TAEHYUNG, POR FAVOR! ¡ALFA!
Jamás había sentido tanto miedo pero, en el momento en el que aquel alfa se bajó los pantalones y liberó su miembro, lo supo. Supo que sería violado, abusado, que le marcarían por la fuerza y que jamás volvería a ver a su alfa.
- ¡TAEHYUNG!- gritó, con todas sus fuerzas.
- ¡Deja de llorar!- dijo, agarrándole de las caderas y situando su miembro en la entrada de JungKook- dicen que los omegas lubrican mucho…
Quizás fue el sentir el miembro de aquel hombre entre sus piernas, quizás fueron sus palabras o quizás fue el hecho de comprender que TaeHyung no vendría. Pero la realidad le sacudió. Estaba a punto de ser abusado y no tendría a nadie, su padre había tenido razón, él se había apoyado tanto en TaeHyung que había olvidado que era un omega fuerte e independiente que podía defenderse.
Lloró aun más fuerte cuando sintió la punta del miembro de aquel alfa en su interior y gritó cuando sintió a aquel hombre totalmente dentro de él.
- ¡NOOOOO!- gritó.
Y su cuerpo, su alma, su omega y su marca reaccionaron contra aquella intrusión. De pronto, sintió que la marca se abría, la sentía arder, su lobo estaba furioso.
Rugió y sintió como su cuerpo comenzaba a temblar, con dolor sintió como sus extremidades se agrandaban, como sus garras salían pero seguía siendo humano. Mostró sus dientes, no eran los de un humano, sino los de un lobo.
Ambos alfas se alejaron completamente de él.
- Imposible- dijo el castaño- él no es de una familia legendaria… ¡es un omega! ¡Eso sólo le pasa a los alfas de las familias legendarias!
JungKook se puso en pie y se dirigió con aire amenazante al alfa pelinegro.
- ¡TAEHYUNG ES MI ALFA!- rugió, furioso- ¡SÓLO ÉL TIENE DERECHO A TOCARME!
Con un rugido furioso, JungKook se abalanzó sobre él, no quería huir, sólo quería matarle por atreverse a tocar lo que por derecho y decisión propia y libre pertenecía a su marido.

Nota de autora:

Sin duda, es el capítulo que más me ha costado hacer, lo tuve que rehacer y reescribir varias veces porque era muy difícil.

Una cosa es que un personaje narre que le ha pasado, otra cosa es escribir que está sucediendo.

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Herd - OmegaverseOnde histórias criam vida. Descubra agora