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Los toques en mi puerta me distrajeron de mi lectura, puse el separador de páginas en mi libro para no perder lo que estaba leyendo, lo dejé en el sofá y caminé a la puerta.
Un enorme ramo de rosas apareció frente a mi cara tapando al responsable. Sonreí. Esos jeans negros, apretados y rotos yo los conocía.
— ¿Está la novia más hermosa aquí?— Su voz salió aguda. Reí.
— Mm... no, no está.— Respondí con gracia, él bajó el ramo y me miró entrecerrando los ojos.
— Si que está.— Estiró el ramo para que lo tomara.
— Son hermosas, gracias cariño.— Las dejé en la mesa al lado de la puerta y me apresuré a abrazarlo.
— Te extrañé tanto.— Susurró en mi oído. Yo me colgué de su cuello y enrollé mis piernas en su cintura, como un koala.
— Ya nunca te separarás de mí, ahora no puedes irte.— Me apreté a él.
— Oh linda.— acarició mi espalda.— Prometo que pronto de nuevo pasaremos mucho tiempo juntos.
— Por favor.— Sorbí mi nariz.
— Cariño pero no llores.— Dijo con su voz tierna, solté una risita.— Angel.
— Me has hecho mucha falta.
— Lamento no poder haber estado aquí.— Me bajé de su cintura y escondí mi cabeza en su pecho.— Te amo.
Beso mi cabeza.
— y yo a ti.
Nos separamos un poco para finalmente besarnos después de dos largos meses. Una de las cosas que más extrañaba era besarlo, Harry tiene unos labios tan adictivos que adoro. A mitad del beso Harry sonrió.
— ¿Qué?— Fruncí el ceño.
— Nada, solo me alegra al fin estar contigo.
— Vamos a sentarnos.— Tomé su mano y lo arrastré al sofá donde anteriormente estaba sentada.
— ¿A single man?— Miró el libro que estaba leyendo. Me encogí de hombros mientras lo tomaba para ponerlo en la mesa del centro.
— Lo comencé a leer hoy, me lo recomendaron.
— ¿Qué has hecho en mi ausencia?— Pasó su brazo por detrás de mis hombros.
— Estudiar, trabajar, estudiar, trabajar y así sucesivamente.
— ¿Está siendo dura la universidad?— Asentí haciendo una mueca.
