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Después de recibir el mensaje de Emma confirmando que Niall pasaría esta noche a su departamento, ideé la excusa perfecta para pasarme por la casa de Niall. Mis ganas de ver a Emma aumentaron al enterarme del pequeño incidente que había tenido, aunque ella insistiera en que no era nada, yo sabía que mentía.
Me di una ducha rápida, me puse unos jeans negros, una camisa negra y mis tenis, tomé mis cosas: llaves, cartera, celular, y salí de casa. Entré a mi Range Rover y me dirigí hacia la casa de Niall. El camino no era muy largo, nuestras casas estaban relativamente cerca. Estacioné y bajé del auto, viendo que el auto de Niall estaba fuera de su garaje, confirmándome que él estaba en casa. Oprimí el botón de un pequeño monitor.
«¿Quién es?» Escucho la voz de Niall del otro lado, aún no miraba la cámara.
«¡Oh por Dios!, si eres tú el que vive aquí.» Agudicé mi voz para que sonara como la de una chica. Él no contestó por unos segundos luego un ruido se escuchó.
«¡Harry!, mierda pensé que se habían enterado donde vivía.» Volvió a decir. Solté una carcajada mientras veía la puerta del portón eléctrico abrirse.
— ¿Qué te trae por aquí Harry?— Pregunta Niall luego de nuestros amistoso saludo.
— Bueno... extrañaba a mi irlandés favorito.— Pasé mi mano revolviendo su cabello, ganándome un gruñido de su parte.
— Ya, enserio Harry.— Nos sentamos en el sofá frente al televisor el cual estaba encendido en un canal de deportes.
— Emma me dijo que irías a su departamento esta noche.— Sonreí mostrando mis dientes.
— ¿Y piensas pegarte a mi?
— Tal vez, si. Pienso hacer eso.— Me encogí de hombros y tomé el control remoto del televisor, dispuesto a cambiar de canal.
— Está bien.— Se desploma rendido en el sofá.
— ¿Está bien? ¿Lo dices enserio?— Mi sonrisa no desaparecía de mi rostro.
— De todas formas lo harás, pensaba ir en una hora, así que mientras podemos jugar un poco.
— ¿Tienes ganas de que te patee el trasero o qué?— Me burlé con gracia, él solo me hizo una mueca graciosa y se levantó a poner la consola.
— Muy gracioso, eres mi hijo en fifa.
— Si, claro.— claramente el sarcasmo sobresalía en mis palabras.
Los minutos pasaron, Niall y yo pasamos todo el tiempo conversando sobre los planes que teníamos para estos meses, las canciones que estábamos escribiendo, etc. Cerca de las siete con cuarenta y uno nos percatamos de que ya había pasado más de una hora. Niall me pidió que lo siguiera, ya que no podíamos ir juntos.
