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Terminé de calzarme las botas que siempre mi abuela tenía para mí, ella sabía que siempre las utilizaría, mi pie no crecía desde hace dos años así que se encarga de comprarme calzado. Yo amaba eso.
El cielo estaba nublado y el clima en Fayetteville era frío por las mañanas y por las noches, después del mediodía la temperatura subía, pero solo un poco; puse un abrigo y salí de la habitación.
Voy bajando las escaleras cuando el delicioso olor de comida llegó por completo a mis fosas nasales, algo que amaba más que nada de mi abuela era su deliciosa comida, ella para las seis y media de la mañana ya se encontraba de pie, tomaba una taza de café mientras se ponía a leer una de sus tantas novelas románticas que tiene en su estudio y cuando el reloj marcaban las ocho y media comenzaba con el desayuno. Mi abuelo era un poco más perezoso al momento de levantarse pero más que yo, claro que no, más que la abuela sí, antes de las ocho y media él no podía dormir más, así que era cuando su día comenzaba.
— Huele delicioso.— digo recién entro a la cocina, Lorey se encontraba exprimiendo naranjas para preparar un jugo natural.
— Hola cariño, ¿cómo dormiste?— Besa mi mejilla.
— Como un bebé, es tan relajante dormir sin el ruido de los autos, las sirenas y alarmas de la ciudad.— Me senté en el banco de la barra.
— ¿Nadie se ha despertado?— Asintió.
— Tu abuelo, está alimentando a los caballos junto con tu tio Robert.
— ¿Qué hay del tio George? ¿Sabe que estamos aquí?
Tio George es el hermano mayor de mi madre y Bert, vive cerca de aquí, también tiene una granja— herencia del abuelo.— pero ésta era un poco más pequeña, vive con su esposa Laura y sus tres hijos: Michael de la edad de mi hermano, Taylor de mi edad y Dina un año mayor que Taylor. No tengo una relación muy buena con estas dos últimas, son un poco engreídas, egocéntricas y muy, muy Chifladas.
Sobre todo porque mi tio se encargaba de darles todo lo que ellas pedían. Así que ellas no tenían responsabilidad de nada, les iba pésimo en sus estudios y bueno al parecer esperan que su padre esté siempre manteniéndolas.
— Si, él vendrá esta noche, vendrá con tus primos.— Tiró al bote de basura las naranjas que ya había usado.— Cuéntame del chico, Harry, ¿Cuánto llevan juntos?
— Abuela no...
— Linda, ¿Tú crees que yo me creí ese cuento? ¡Claro que no! — Lanzó su mano al aire.— Ahora dime, ¿cómo se conocieron?
— Harry es famoso abuela, pertenece a una banda se llama One Direction, pero se han tomado un descanso. Un día Will me llamo para...— La historia comenzó, no era muy larga ya que en realidad no había mucho que decir, Harry y yo nos conocimos hace tres meses y días, saliendo tenemos tres semanas casi un mes.
