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— Para la próxima clase quiero que traigan los materiales para la práctica, es todo por hoy.
El profesor Smith tomó su maletín y salió del laboratorio; cerré mi libro para guardarlo en mi bolso al igual que las otras cosas que habíamos utilizado, una vez que guardé mis cosas lo colgué en mi hombro, cuando recién iba saliendo del edificio mi celular comenzó a vibrar en el bolsillo trasero de mi jean.
Notificación de Edward S.
Deslicé mi dedo para abrirlo.
"Estoy en el estacionamiento, cerca del campo de fútbol"
Sonreí.
Bajé los cuatro escalones del edificio y emprendí mi camino a donde se encontraba Harry, guardé mi celular de nuevo en el bolsillo de mi jean. No estaba lejos, el campo de fútbol estaba a dos edificios del mío, al lado de la facultad de Negocios.
— ¡Emma!— Escuché que gritaron a mis espaldas.
Me volteé confundida, pero sonreí luego de ver que se trataba de Roger.
— Hola Roger.
— Hola.— Se acercó a besar mi mejilla.— ¿ya te vas?
— Uhm... si, ya han terminado mis clases.
— Yo también, ¿quieres que te lleve a casa?, podríamos ir por algo de comer como hace unos días.— Señaló el auto frente a nosotros.
— Gracias Roger, pero esta vez mi amigo ha venido a recogerme.
— Oh, está bien.— Balbuceó, sonreí de lado.
— Si, tal vez otro día, la última vez la pasé genial.
— Si, otro día... Emma, ¿recuerdas el proyecto que te conté el otro día que estábamos planeando en una clase?— asentí.— Bueno en unos días en mi facultad harán una feria de arte, expondrán algunos de mis trabajos, me gustaría que vinieras.— Dice un poco nervioso.
— Eso sería genial, me encantaría.— le dije emocionada, eso sería fantástico.
— ¿Enserio?— Sonrió y volvi a asentir.— Genial, te mando un mensaje de donde será y nos ponemos de acuerdo, tal vez podría pasar por ti y llegar juntos.
— Claro, eso estaría bien.
— Bien, bueno tengo que irme. Nos vemos Emma.— Se despidió con un rápido beso en mi mejilla y se fue a su auto. Agité mi mano antes de que el auto partiera.
Me di media vuelta para seguir mi camino, logré divisar la Range rover de Harry a unos cuantos metros, corrí sigilosamente a ella y me subí tomándolo por sorpresa.
— Hola Edward.— Me acerqué a besar su mejilla.
— Hola ángel.— Sonreí, últimamente Harry no paraba de llamarme así, y en realidad me gustaba.— Tardaste.
