Capítulo XXI: No Es Lo Que Parece

3.2K 300 274
                                    

Canción en multimedia: Víveme – Laura Pausini – Escucha

Dedicado a: Esmerald32001 (me gustan tus dibujos, son hermosos, y gracias por inspirarte en mi obra para realizar uno).

El beta de baja estatura, abriendo sus ojos en un claro ejemplo de cómo la sorpresa debe verse, dejó caer la porra negra que cargaba entre sus manos por si la fuera a necesitar, esta al caer al suelo, soltó un golpe en seco. Se abalanzó al chico que tenía enfrente, sumamente mojado, pero no le importó, nada importaba en ese momento más que al chico que tenía enfrente suyo y que en este momento estaba apresando entre sus brazos mientras pequeñas lágrimas contenidas después de varios meses se liberaban al fin, dejando de ser opresoras, mojando aún más el pecho del chico sonriente que también lo envolvió entre sus brazos mientras bajaba su cabeza a su altura dejando la mejilla del lado de su cabeza, mientras cerraba sus ojos, esperando el día en que, al fin, pudiera regresar con quien siempre había estado destinado a estar.

- Te odio, te odio – el pequeño calzoncillos azules, le decía mientras se separaba y golpeaba su pecho con sus puños – te odio.

- Lo siento – el mayor intentaba excusarse mientras con su ante brazo intentaba secar sus lágrimas. Le tomó del rostro, y se inclinó logrando llegar a su atura, mientras acunaba su rostro entre sus manos, observó como los ojos marrones del contrario soltaban pequeños destellos, no supo si era porque había llorado, porque estaba relampagueando en plena tormenta o porque lo estaba viendo a él, pero no le importó lo que fuera que provocaran aquellos brillos fugaces en aquellos ojos que habían sido prendidos por la chispa del encuentro, juró que eran los ojos más bonitos que había visto, el beta nada más se dejó hacer, sentir el tacto de su beta era algo que necesitaba hace mucho, sólo con él era sumiso, sólo con él encontraba descanso y ahora su alma encontró lo que buscaba.

- ¿Qué esperas para besarme, coño? – le sonrió galantemente el beta más pequeño, provocando una risa del contrario que, sin pensarlo ni un segundo más, plantó un beso a su beta de labios rosados y mirada fuerte, de mirada decidida. Era un beso bajo la lluvia, un beso romántico y empalagoso que da asco. El beta dejó caer unas cuantas lágrimas que se confundía entre la lluvia torrencial, poco le importó, sus calzoncillos se mojaron y sus pantuflas también, poco le importó, el calor que su corazón provocaba era más que suficiente para mantenerlo prendado del contrario. El último enemigo a vencer, será el aire.

- Me estoy congelando, joder – se abrazó así mismo el beta, mientras tomaba de la mano al contrario y lo jalaba a su casa.

- ¿Eso significa que ya me perdonas? – soltó una pequeña risa nerviosa, deseando que el beta menor dijese que sí – después de lo que acaba de pasar...

- No cantes victoria, Frank – le señaló amenazadoramente con el dedo – tienes mucho que aclararme y espero que seas honesto conmigo.

°

- Vaya, jefe, pero qué bien se ve esta mañana – la pequeña rubia delgada le halagó, viendo que por primera vez su rostro reflejaba felicidad y brillo, un brillo que no se observaba en el beta todas las mañanas, es más, siempre ha sido cascarrabias, pero antes de esta mañana lo era más.

- Es que hace un bonito día – se rió un poco nervioso, con temor de ser descubierto.

- Ajá, sí, le creo – dijo la rubia mientras se acomodaba la placa en su bolsillo derecho – ¿seguro es por eso? – intentó atizar el fuego la chica de acento americano, sonriéndole con picardía mientras el resto de la estación estaba al tanto de lo que estaba pasando, el comisario nunca se había visto tan espléndido.

Un Omega en Apuros // LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora