Capítulo XXVII: Hablemos

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Canción en multimedia: Be The One – Dua Lipa – Dua Lipa

Canción extra: Ball and Chain – Dua Lipa – Future Nostalgia Side B

- No sé porqué te metiste en medio, tonto, si sabías que de alguna u otra manera dispararíamos – el pequeño beta se encontraba pegado a su camilla, mientras le vendaba con suma delicadeza alrededor de aquella pierna adolorida y agujereada. El contrario sólo se quejaba medio entre suspiros, medio entre quejidos, pero se lo tenía de alguna manera bien merecido.

- ¿Cómo supiste que fui yo? – el chico recostado en aquella camilla, con su pierna agarrada entre sus manos en alto para que el menor pudiera colocar bien aquella venda había preguntado algo que lo tenía muy dubitativo últimamente.

- Frank, cielo, cariño mío... – le vio con cierta ironía entre sus ojos, un "idiota no soy" entre los labios – lo firmaste con "F", en este pueblo hay pocas personas cuyos nombres empiecen así, con esa letra precisamente, y sabes de antemano que los aldeanos suelen ponerles nombres muy extraños a las crías que suelen llamar por hijos – el recostado quiso decirle algo, pero Alex le detuvo – además, esa letra la conozco hace mucho tiempo, tus escapadas de casa no son insospechadas por mí, soy policía, cojones, claro que me daba cuenta...

- Entonces, me estás diciendo que todo el tiempo sabías que era yo y aún así decidiste darme de tiros hasta que me hiciste un puto hoyo de mierda en la pierna... – Frank estaba tan indignado, y también su cuerpo al parecer, sonaba algo injusto el hecho de haberse tragado una bala de a gratis.

- Así es... – tan campante y sonante, como si le importara un cacahuate partido a la mitad, el contrario le vio muy indignado, replanteándose con quien compartía techo – además, no digas que no lo merecías, porque sabes muy bien que esa bala significa un "estamos a mano"... – Alex parecía muy convencido de sus palabras, y haberle dañado un poco le relajó bastante, el bastardo obtuvo lo que se merecía, le amaba, claro, pero los dolores del corazón no se curan con banditas.

- Bien, ya puedes bajar la pierna – Alex se levantó de la camilla, mientras dejaba a un lado una cubeta con agua y unos trapos húmedos por allí – sabes... – se giró – me parece extraño que tua "amigos" no te delataran o a alguien más, aceptaron la culpa sin rechistar, no pidieron menos condena por entregar gente, no ofrecieron vuestras cabezas a cambio... ¿por qué? Dudo que sea lealtad... – el menor tenía una cara de confusión pura, le había sido muy sospechoso, no creía que la lealtad les moviera tanto...

- Alex, la organización no trabajaba así, no nos conocíamos en realidad, nos hablábamos por sobrenombres, nunca mostramos nuestras caras y tratábamos de fingir las voces, en algunos momentos al hablar con gente por el pueblo y así, me parecía escucharlos, me entraba una duda enorme de querer conocer sus rostros, pero lo dejaba así... Claro, no volvía a casa tranquilo... Yo... Sentía miedo – su rostro reflejaba desesperanza, miedo, frustración, sus ojos sentía que se le aguitaban y se veían cristalinos, signos claros de que no mentía y si lo hacía, era muy bueno en eso...

- ¿Fue por eso que me dejaste? – Alex se sentó de nuevo en la camilla, mirándole muy triste, sintiendo como la verdad caía como un balde de agua fría... – ¿por eso te fuiste sin decir adiós ni nada? ¿Por eso me abandonaste con Jimmy, con nuestro Jimmy? – intentaba contenerse, no quebrarse, no era alguien sensible en absoluto, pero... joder, vaya que dolía todo aquello.

- Sí, quería retirarme, quería dejarlos, quería... – se detuvo y el silencio se hizo presente, un aura triste y algunos sonidos de sollozos contenidos reinaban en el lugar – pero me amenzaron, si me iba... ellos... Alex...

Un Omega en Apuros // LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora