Capítulo III: Muchos Alfas y un Omega

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El pequeño omega se levantó desde temprano a observar como iban los cultivos, a podar algunos árboles y a rellenar unos huecos, Karmaland es un pueblo tranquilo y al mismo tiempo es un pueblo muy colorido. Auron, al contemplar el hermoso día que hacía, entró en su casa, fue a su cofre con código y buscó entre diamantes y libros unos cuantos lingotes de hierro y oro para ir de compras, al ser su primera vez quería ver si podía encontrar algo bueno.

El omega se encaminó hacia el mercado de Karmaland, mientras iba en el trayecto siempre quedaba atorado en las telarañas

- Joder, macho. Siempre me quedo atorado — dijo para sí mismo en voz alta.

- Eso es porque no pones mucha atención — dijo un chico de ojos morados.

- Ah, sí, vale. Seguro es por eso — afirmó Auron, concentrándose en el de ojos morados.

- Eres nuevo aquí, ¿cierto? — preguntó el contrario.

- Ostia, que todo el mundo se da cuenta — dijo el omega un poco cabreado.

El ojimorado río.

- No, chico del cual desconozco su nombre. Es porque yo conozco a todos aquí, pero a ti no te había visto — contestó.

- Aaaa vale, vale — contestó secamente el omega.

- Por cierto — dijo el ojimorado — me llamo Vegetta.

- Mucho gusto, Vegetta, me llamo Auronplay, pero todos me dicen Auron — dijo el omega.

- Mucho gusto, Auron — dijo el ojimorado con una sonrisa.

- ¡Hasta que te encuentro, coño! — añadió un tercero.

Ambos chicos, el castaño y el ojimorado voltearon su mirada hacia el chico que había dicho aquella cosa.

- Te fui a buscar a tu casa y no estabas, hombre. Casi me da un infarto — dijo dramáticamente el alfa ojiverde, tocando su pecho con la palma de su mano.

- No tengo porqué avisarte para donde voy, macho — dijo el omega un poco enojado.

- Si, pero después me tienes preocupado, Auron — dijo el alfa contrario.

- ¡Ostia! Que apareció mami Rubius, joder — rió el castaño.

El mencionado rió pero al voltear a ver al que acompañaba a Auron, su sonrisa desapareció.

- ¿Qué haces con ese tipo? — dijo en tono enojado, no tanto, pero se notaba cabreado.

- ¿Con quién? ¿Con Vegetta? — Rubius al escuchar su nombre, se le marcó una vena en el cuello.

- Si, con él — espetó.

- Él, tiene su nombre, Rubius, ¿o ya lo olvidaste? — dijo un poco sarcástico el ojimorado.

- Auron, vámonos ya — dijo autoritariamente Rubius.

- Aaam, Rubius, ¿qué tienes macho? — dijo Auron un poco preocupado, no era la primera vez que veía a Rubius cabreado, pero se estaba empezando a preocupar.

- Que nos vayamos ya, ¡coño!— habló el ojiverde dejando salir su voz de alfa mientras miraba directamente al omega.

El pequeño omega le vio muy cabreado y muy decepcionado, jamás le había hablado de aquella manera.

- Yo no soy uno de tus omegas, Rubius — dijo secamente, su tono reflejaba un poco de decepción — fue un gusto haberte conocido, Vegetta, nos vemos luego.

Y con eso se fue, dejando a Rubius, quien ya se estaba calmando y se estaba dando cuenta de que la lió, solo con el alfa. 

- ¿Es algo tuyo? — preguntó Vegetta.

Un Omega en Apuros // LuzuplayUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum